Tensión, arrestos y reclamo de respeto a los derechos humanos tras operativos de ICE
La ciudad de Los Ángeles vive días de alta tensión tras una serie de redadas migratorias masivas realizadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que han dejado decenas de detenidos y han provocado una ola de protestas y enfrentamientos con la policía y la Guardia Nacional. El despliegue de al menos 300 efectivos federales, ordenado por el presidente Donald Trump, ha sido calificado como sin precedentes en décadas y ha generado críticas tanto del gobierno de California como de organizaciones civiles y líderes políticos mexicanos.
Las protestas estallaron luego de que se confirmara la detención de al menos 44 migrantes, incluidos 42 mexicanos, en operativos realizados en tiendas, fábricas y espacios públicos en el centro de Los Ángeles. Las manifestaciones, que han congregado a miles de personas, han sido marcadas por bloqueos en autopistas, incendios de vehículos, lanzamiento de fuegos artificiales y enfrentamientos directos con la policía, que ha respondido con gases lacrimógenos, balas de goma y granadas aturdidoras para dispersar a la multitud. El saldo hasta ahora es de al menos 56 detenidos y varios oficiales heridos.
La presidenta Claudia Sheinbaum reaccionó con firmeza desde Palacio Nacional, exigiendo que los procedimientos migratorios en Estados Unidos se realicen con apego al debido proceso y respeto a la dignidad humana. Sheinbaum denunció la criminalización de la migración y ordenó apoyo legal y consular inmediato a los mexicanos detenidos, reiterando que “no es con redadas ni con violencia como se va a atender el tema migratorio; es sentándose y trabajando en una reforma integral que tome en cuenta a todos los mexicanos del otro lado de la frontera”.
Sheinbaum también hizo un llamado a la comunidad migrante y a los manifestantes a no caer en provocaciones ni responder con violencia, subrayando que la defensa de los derechos humanos debe darse por la vía legal y diplomática. El gobierno mexicano activó su red consular en California para brindar asesoría y acompañamiento a los afectados, y reiteró que los migrantes mexicanos “son hombres y mujeres de bien, que buscan una mejor vida y contribuyen tanto a la economía de Estados Unidos como de México”.
Mientras tanto, la administración Trump ha endurecido su discurso, asegurando que las protestas “refuerzan” su determinación de proceder con deportaciones masivas y acusando a los manifestantes de “insurrectos”7. El gobernador de California, Gavin Newsom, y la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, han pedido que las manifestaciones se mantengan pacíficas y han criticado la intervención federal sin consentimiento estatal.
El clima en Los Ángeles sigue siendo de incertidumbre y polarización, mientras la comunidad migrante y sus defensores exigen respeto, justicia y el fin de la criminalización de quienes buscan mejores oportunidades al otro lado de la frontera.
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