Joe Biden ha indultado oficialmente a su hijo Hunter, rompiendo su promesa anterior de no utilizar los poderes presidenciales para beneficiar a un familiar. El perdón cubre los delitos federales de posesión ilegal de armas y fraude fiscal por los que Hunter Biden había sido declarado culpable, generando una inmediata y polarizadora reacción política.
En un comunicado oficial, Biden argumentó que su hijo fue «señalado solo porque es mi hijo» y calificó el proceso judicial como un «error judicial» motivado políticamente. El indulto presidencial evita que Hunter enfrente una potencial sentencia de prisión, cubriendo no solo los delitos actuales, sino también cualquier otro posible delito federal cometido entre 2014 y 2024.
Donald Trump reaccionó rápidamente a través de su plataforma Truth Social, cuestionando el alcance del indulto. El presidente electo preguntó sarcásticamente si el perdón incluiría a los «rehenes del 6 de enero», refiriéndose a los manifestantes detenidos tras el asalto al Capitolio. Esta respuesta evidencia la profunda división política que el indulto ha generado en Estados Unidos.
La decisión de Biden es histórica, ya que ningún presidente había indultado previamente a su propio hijo. El mandatario saliente justificó su decisión argumentando que Hunter ha estado sobrio durante cinco años y medio, y que el proceso judicial fue un intento de «quebrantarlo» a él mismo. El indulto cubre específicamente los cargos de mentir en un formulario de compra de arma y evasión fiscal por 1.4 millones de dólares.
El indulto presidencial no exime a Hunter Biden de posibles investigaciones estatales, manteniendo abiertas otras potenciales acciones legales. La medida llega en un momento crucial, apenas un mes antes de que Trump asuma la presidencia, generando especulaciones sobre las motivaciones políticas detrás de esta decisión.
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