En México, es casi una regla no escrita que en cada familia haya al menos una persona que adore el picante. Esta preferencia por los sabores picantes no es solo una cuestión de gusto, sino también parte del ADN cultural y genético de los mexicanos.
En México, es casi una regla no escrita que en cada familia haya al menos una persona que adore el picante. Esta preferencia por los sabores picantes no es solo una cuestión de gusto, sino también parte del ADN cultural y genético de los mexicanos.