Entre cantos, danzas y ofrendas, pobladores de comunidades aledañas al volcán Popocatépetl festejaron este 12 de marzo el cumpleaños de «Don Goyo», como cariñosamente llaman al coloso de 5,452 metros de altura.
Desde temprano, los invitados entonaron «Las Mañanitas» acompañados por guitarras, aunque este año tuvieron que hacerlo desde una montaña cercana debido a la intensa actividad volcánica que les impidió llegar hasta las faldas del «Popo».
«Venimos por la fecha, es el día de su cumpleaños y por eso estamos reunidos», explicó Antonio Analco Sevilla, conocido como el «tempero» y quien asegura tener el don de comunicarse con el volcán. La tradición cuenta que décadas atrás, un hombre llamado Gregorio Chino Popocatépetl se aparecía en las puertas pidiendo alimento y agua, presentándose como el espíritu del volcán.
Los lugareños creen que cuando «Don Goyo» está enojado se manifiesta con intensas erupciones, como las registradas en mayo pasado que elevaron el nivel de alerta. También el 27 de febrero lanzó una fumarola de ceniza de 2,000 metros que obligó a cancelar vuelos en el aeropuerto de Ciudad de México.
A pesar de su temperamento, las comunidades mantienen una estrecha relación con el Popocatépetl, al que atribuyen un alma y corazón humanos. Cada 12 de marzo, día de San Gregorio Magno, suben a sus faldas para llevarle ofrendas, pedirle buenas lluvias y cosechas, así como rogar que se mantenga tranquilo.
Una celebración que mezcla creencias prehispánicas con la religión católica, en un ejemplo más del sincretismo que caracteriza a muchas tradiciones mexicanas. Un cumpleaños único para un volcán emblemático y su entrañable vínculo con los pobladores que viven bajo su sombra.
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