En el marco del 145° aniversario de su natalicio, recordamos a Álvaro Obregón Salido, el estratega militar más brillante de la Revolución Mexicana y único general invicto de este movimiento armado. Nacido el 19 de febrero de 1880 en la Hacienda de Siquisiva, Navojoa, Sonora, Obregón se convirtió en una figura fundamental para la construcción del México moderno.
Huérfano de padre desde temprana edad, Obregón forjó su carácter entre el trabajo agrícola y la docencia en la escuela primaria de Moroncárit. Su ingreso a la vida política se dio en 1911 como presidente municipal de Huatabampo, cargo que marcó el inicio de una extraordinaria carrera militar y política que lo llevaría a la presidencia de México.
Como líder del Ejército Constitucionalista, Obregón demostró un genio militar excepcional al conseguir victorias decisivas en batallas como Ojitos, San Joaquín y la crucial batalla de Orendáin. Su campaña militar de ocho mil kilómetros lo llevó desde la frontera norte hasta la Ciudad de México, consolidando su reputación como estratega incomparable.
Durante su mandato presidencial (1920-1924), Obregón emprendió la monumental tarea de reconstruir un país devastado por la guerra. Entre sus logros más significativos destacan la creación de la Secretaría de Educación Pública, la implementación de una reforma agraria integral y el establecimiento de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), sentando las bases del estado corporativo mexicano del siglo XX.
El legado de Obregón como reformador social quedó plasmado en la reglamentación de los artículos 27 y 123 constitucionales, que garantizaron derechos laborales y agrarios fundamentales. Su visión progresista transformó la educación al hacerla laica, gratuita y obligatoria, además de impulsar la educación técnica y agrícola como herramientas para el desarrollo nacional.
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