El presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció su último informe de gobierno ante una Plaza de la Constitución repleta de simpatizantes, en un evento que duró 125 minutos y marcó el inicio de su despedida del Ejecutivo Federal. Acompañado por miembros de su gabinete, gobernadores, legisladores y la presidenta electa Claudia Sheinbaum, el mandatario aseguró retirarse «tranquilo y confiado» de que se fortalecerá lo alcanzado durante su sexenio.
En un gesto simbólico, López Obrador se puso brevemente la camiseta color guinda de Morena para respaldar a Sheinbaum, a quien elogió como una «mujer excepcional, experimentada y honesta». El presidente le encomendó terminar proyectos pendientes como el Tren Insurgente y el parque en el antiguo Centro SCOP, demostrando su confianza en la continuidad de su proyecto político.
Durante su extenso discurso, el mandatario destacó los logros de su gobierno en áreas como el incremento al salario mínimo, programas sociales, reducción de la pobreza, apoyo a la educación y combate a la corrupción. Sin embargo, algunas de sus afirmaciones resultaron polémicas, como declarar que el sistema de salud pública mexicano es «mejor que el de Dinamarca».
En un momento destacado, López Obrador realizó una improvisada consulta entre los asistentes sobre su propuesta de reforma judicial, que busca que jueces, magistrados y ministros sean electos por voto popular. La abrumadora aprobación de la audiencia fue utilizada por el presidente para enviar un mensaje a Estados Unidos, país con el que ha tenido recientes diferencias sobre esta iniciativa.
Finalmente, el presidente hizo un llamado a «seguir luchando para fortalecer lo alcanzado» y continuar construyendo una «patria nueva». Reflexionó sobre la brevedad de la vida y la verdadera fuente de la felicidad, que según él no reside en lo material ni en el poder, sino en «estar bien con uno mismo, con nuestra conciencia y con el prójimo». Con estas palabras, López Obrador se despidió del Zócalo que lo ha acompañado durante sus seis años de mandato, dejando el escenario listo para el inicio del «segundo piso» de la llamada Cuarta Transformación bajo el liderazgo de Claudia Sheinbaum.
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