Nueva Ley de Aguas avanza en San Lázaro: se aprueba en lo particular

Tras una maratónica sesión de más de 24 horas, la Cámara de Diputados aprobó en lo particular el paquete de leyes en materia de administración de recursos hídricos impulsado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. El dictamen, que crea una nueva Ley General de Aguas y reforma la Ley de Aguas Nacionales, obtuvo 324 votos a favor de Morena y sus aliados, frente a 118 en contra del PRI, PAN y MC —más el voto en contra de la petista Patricia Galindo— y dos abstenciones. Con ello, la minuta fue remitida al Senado de la República para su discusión inmediata.

El debate estuvo marcado por un ambiente de alta confrontación política. Legisladores del PT acusaron al PAN de alargar deliberadamente la discusión, lo que derivó en reclamos, empujones y hasta gritos de insulto desde la bancada blanquiazul hacia los petistas. Con el avance de la madrugada, el cansancio comenzó a notarse en los discursos: varios diputados subieron a tribuna visiblemente agotados y cometieron errores al leer sus intervenciones, mientras una buena parte del pleno abandonaba el salón de sesiones.

Hacia la 1 de la mañana se aprobó un paquete de 18 reservas promovidas por la mayoría, con el propósito de atender las preocupaciones expresadas por organizaciones de productores que se habían movilizado en rechazo a la reforma. No obstante, el fondo del debate permaneció trabado durante horas, con las bancadas repitiendo argumentos y amagando con sostener la discusión “el tiempo que fuera necesario”. Aunque se intentó reducir el número de oradores, el PRI —encabezado por Rubén Moreira— se negó inicialmente, buscando prolongar el debate hasta las primeras horas para ganar presencia en noticieros matutinos, según admitieron algunos de sus propios integrantes.

El intercambio subió de tono en diversos momentos. El panista Theodoros Kalionchiz acusó a la mayoría oficialista de ser una “bola de calientacurules” y ofreció públicamente donar su salario y aguinaldo para financiar una consulta indígena previa a la aprobación de las leyes. Más tarde, el priista César Alejandro Domínguez reclamó al vicepresidente de la Mesa Directiva, Sergio Gutiérrez Luna, por portar una chamarra con el logo de Morena mientras dirigía la sesión, lo que consideró una señal de parcialidad; el morenista terminó por retirarse la prenda tras “tomar en consideración” el señalamiento.

La tensión también se trasladó al terreno personal cuando la diputada morenista Cintia Cuevas reprochó a Rubén Moreira su “terrible gestión” como gobernador de Coahuila y le atribuyó responsabilidad política en la masacre de Allende de 2011. Moreira regresó a tribuna para exigirle que se callara, aseguró que no era gobernador al momento de los hechos y señaló al entonces jefe de la guarnición militar —Luis Cresencio Sandoval— por no haber actuado ante las alertas de violencia en la zona. El priista pidió a la legisladora “no abrir la boca” sobre un tema tan delicado si no tenía pleno conocimiento de los hechos.

Pasado el mediodía, tras 21 horas ininterrumpidas, los coordinadores parlamentarios finalmente acordaron reducir la lista de oradores de 80 a 16, lo que permitió encauzar y abreviar el tramo final de la sesión. En el cierre, el líder de Morena, Ricardo Monreal Ávila, admitió que se trató de un “debate intenso y por momentos difícil”, pero consideró que el acuerdo político permitió evitar que la discusión se extendiera “toda la tarde y parte de la noche” y dejó listo el paquete hídrico para su revisión en el Senado.

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