El expresidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, falleció este martes a los 89 años, víctima de cáncer, según confirmó el actual mandatario uruguayo, Yamandú Orsi, a través de sus redes sociales. “Con profundo dolor comunicamos que falleció nuestro compañero Pepe Mujica. Presidente, militante, referente y conductor. Te vamos a extrañar mucho, Viejo querido. Gracias por todo lo que nos diste y por tu profundo amor por tu pueblo”, escribió Orsi, sumándose a la oleada de condolencias de líderes y ciudadanos de todo el mundo.
Mujica, símbolo de la austeridad y la coherencia política, fue presidente de Uruguay entre 2010 y 2015. Su vida estuvo marcada por la lucha armada como exguerrillero, 14 años de prisión bajo tortura, y una posterior carrera política que lo llevó a ser diputado, senador, ministro y finalmente presidente. Durante su mandato, fue conocido por conducir un viejo Volkswagen, donar la mayor parte de su salario y vivir en su modesta chacra a las afueras de Montevideo, lo que le valió el apodo de “el presidente más pobre del mundo”.
El exmandatario reveló el año pasado que padecía cáncer de esófago, enfermedad que se agravó y lo llevó a suspender cualquier tratamiento en enero de 2025, optando por cuidados paliativos en su hogar. Su esposa, Lucía Topolanski, informó apenas el lunes que Mujica se encontraba en fase terminal. Fiel a su estilo, el propio Mujica pidió pasar sus últimos días con tranquilidad y sin acoso mediático, dejando claro que su deseo era ser cremado y enterrado junto a su perra Manuela.
Durante su presidencia, Mujica impulsó políticas progresistas y de integración regional, transformándose en un referente de la izquierda latinoamericana y en un humanista admirado incluso por sus adversarios. Líderes como Gabriel Boric (Chile), Gustavo Petro (Colombia), Pedro Sánchez (España) y Claudia Sheinbaum (México) lamentaron su muerte y destacaron su legado de sabiduría, humildad y esperanza en la política.
En sus últimos mensajes públicos, Mujica insistió en la importancia de la voluntad y la libertad interior, y dejó una reflexión para las nuevas generaciones: “La vida es hermosa, y se gasta y se va (…) El quid de la cuestión es volver a empezar cada vez que uno cae, y si hay bronca, que la transformen en esperanza y que luchen por el amor, que no se dejen engatusar por el odio. Nadie se salva solo”.
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