En un movimiento significativo para el panorama financiero mexicano, la agencia calificadora Moody’s Ratings anunció el lunes 8 de septiembre de 2025 la mejora de la calificación de Petróleos Mexicanos (PEMEX) de B3 a B1, con perspectiva estable. Esta decisión, que representa un ascenso de dos escalones, se atribuye directamente al robusto y creciente compromiso del Gobierno de México para apoyar a la petrolera estatal en el cumplimiento de sus obligaciones financieras. El anuncio se percibe como un respiro para la empresa energética más endeudada del mundo, destacando la importancia de la intervención gubernamental en la estabilidad de las finanzas de la compañía y, por extensión, en la economía nacional.
La mejora de la calificación se enmarca en la implementación del Plan Estratégico 2025-2035 de PEMEX, una iniciativa que, según Moody’s, marca un cambio fundamental en el enfoque del gobierno. Este plan incluye tres operaciones financieras coordinadas diseñadas para fortalecer la posición financiera de la petrolera durante los próximos cinco años. Entre estas medidas clave se encuentran una estructura P-CAP de 12 mil millones de dólares, que inyecta recursos con características de capital; la creación de un fondo de inversión específico para proyectos de exploración y el pago a proveedores; y una ambiciosa oferta de recompra de deuda que asciende hasta los 9.9 mil millones de dólares, financiada mediante transferencias gubernamentales a través de deuda soberana. Estas acciones han elevado la evaluación del apoyo oficial de “alto” a “muy alto” en los supuestos de Moody’s, otorgando un colchón adicional frente a los vencimientos inmediatos.
A pesar de esta notable mejora, la calificadora subraya que PEMEX continúa enfrentando desafíos estructurales persistentes que limitan su desempeño y mantienen la advertencia sobre presiones operativas. La empresa sigue lidiando con una producción en declive, pérdidas continuas en el segmento de refinación y una limitada inversión en exploración, factores que se prevé resulten en un flujo de caja libre negativo sostenido. Analistas de Moody’s, como la vicepresidenta senior de crédito Roxana Muñoz, enfatizaron que, si bien el apoyo gubernamental es crucial, no resuelve los problemas de fondo. La petrolera requerirá aproximadamente 7 mil millones de dólares anuales tanto en 2026 como en 2027 para cubrir pasivos y mantener sus operaciones, lo que evidencia la magnitud de sus necesidades de financiación.
Las acciones del gobierno, aunque brindan un alivio a corto plazo a las presiones de liquidez y a los vencimientos de deuda, no eliminan la necesidad de **medidas estructurales** más profundas. La confirmación de la Evaluación de Crédito Base (BCA) de PEMEX, que refleja su fortaleza crediticia independiente, junto con la mejora de la Corporate Family Rating (CFR) y las calificaciones de deuda sénior no garantizada, indican un reconocimiento del esfuerzo conjunto. Sin embargo, la calificación de B1 sigue estando por debajo del grado de inversión, lo que sugiere que la empresa permanece en un terreno altamente especulativo.
El Plan Estratégico 2025-2035 busca reducir la elevada deuda de PEMEX, mejorar su liquidez y ponerse al día con los pagos a proveedores. La expectativa es que las transacciones clave se cierren en el tercer trimestre de 2025. Aunque estas medidas son pasos significativos, la agencia recalca la importancia de que el fondo de inversión atraiga efectivamente la participación del sector privado y que se logren eficiencias operativas que reviertan la tendencia decreciente en la producción de petróleo en los próximos dos a tres años. La sostenibilidad a largo plazo dependerá de la capacidad de la empresa para implementar estas reformas y reducir su dependencia de las transferencias gubernamentales.





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