La ciudad de Poza Rica, en el norte de Veracruz, amaneció bajo el agua el 10 de octubre de 2025, tras el desbordamiento del río Cazones, un evento que ha causado graves inundaciones y afectaciones significativas en la región. Este suceso, provocado por las intensas lluvias de las últimas 72 horas y los escurrimientos provenientes de las partes altas de la cuenca, ha impactado a decenas de colonias y amplias zonas urbanas, resaltando la vulnerabilidad de las comunidades ribereñas ante fenómenos meteorológicos extremos. La situación ha movilizado a las autoridades y cuerpos de emergencia para brindar apoyo a la población afectada, convirtiéndose en una prioridad ante la magnitud del desastre.
El río Cazones, cuyo nivel se elevó súbitamente más de dos metros y se ubicó tres metros por encima del alertamiento establecido, arrastró vehículos y diversos objetos a su paso, invadiendo calles, avenidas, comercios y viviendas en las partes bajas de Poza Rica. Las ciudades de Poza Rica y Álamo han sido las más golpeadas por las crecidas de los afluentes Cazones y Pantepec, los cuales reciben aguas de otras entidades del país, exacerbando la situación de emergencia. Los fuertes escurrimientos, que se pronosticaron con antelación, confirmaron el inminente desbordamiento, dejando a la población con poco tiempo de reacción frente al avance de las aguas.
Además de Poza Rica, al menos 48 municipios veracruzanos, principalmente del norte, han sido afectados por las bajadas de agua y las precipitaciones. Las autoridades estatales han reportado daños considerables en 41 comunidades rurales, con caminos cerrados por deslaves, incomunicaciones y pequeños pueblos completamente bajo el agua. La magnitud de los daños se extiende más allá de las zonas urbanas, impactando la infraestructura y la vida cotidiana de miles de familias.
Ante la emergencia, el Ejército mexicano activó el Plan DN-III de ayuda a la población civil, mientras que la Policía Estatal implementó el Plan Tajín. Estas acciones coordinadas buscan brindar asistencia vital, realizar evaluaciones médicas y trasladar a las personas a zonas seguras. Un elemento de la Policía Municipal de Papantla perdió la vida al ser arrastrado por la corriente de un río en el norte de Veracruz, donde participaba en labores de rescate, evidenciando los peligros a los que se enfrentan los cuerpos de emergencia.
Las imágenes iniciales de las inundaciones en Veracruz mostraban cabeceras municipales con calles y avenidas anegadas, seguidas por la crecida de los ríos que inundaron cultivos y viviendas asentadas en sus márgenes. Docenas de colonias en Poza Rica y Álamo quedaron sumergidas, destacando la necesidad urgente de auxilio para los afectados. La comunidad local y usuarios de redes sociales han hecho llamados desesperados por ayuda, solicitando la difusión de la situación crítica que se vive en la región petrolera.
La situación en Veracruz subraya la imperante necesidad de fortalecer la infraestructura de prevención y respuesta ante desastres naturales. La gestión eficaz del riesgo, la pronta implementación de alertas y la coordinación entre los diferentes niveles de gobierno y la sociedad civil son cruciales para mitigar los impactos de eventos climáticos extremos, que cada vez son más recurrentes. Es fundamental que se refuercen los mecanismos de apoyo a las comunidades vulnerables y se promuevan medidas de adaptación y resiliencia ante el cambio climático, garantizando la seguridad y el bienestar de los habitantes de Veracruz.
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