La inflación en México ha registrado un notable repunte, alcanzando un 3.74% anual durante la primera quincena de septiembre de 2025. Este incremento, revelado por datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), supera las expectativas de los analistas que pronosticaban un 3.71% y marca el nivel más elevado desde la segunda quincena de mayo. Este dato es crucial para la estabilidad económica del país, ya que la meta del Banco de México (Banxico) para la inflación se sitúa en un 3% con un margen de un punto porcentual. El incremento en los precios de productos clave y energéticos ha sido el principal motor de esta tendencia al alza, generando preocupación sobre el poder adquisitivo de los consumidores y la política monetaria.
Durante la primera mitad de septiembre, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) mostró una variación quincenal de 0.48%, evidenciando la presión inflacionaria. Desglosando los componentes, el índice de precios no subyacente, que incluye bienes y servicios con precios más volátiles, experimentó un significativo aumento de 1.25% a nivel quincenal y un 5.75% anual. Dentro de este segmento, los precios de productos agropecuarios subieron 0.99%, mientras que los energéticos registraron un alza de 1.43%, impulsados notablemente por el incremento en el costo del gas LP y la gasolina de bajo octanaje (Magna). Esta situación recalca la vulnerabilidad de la economía ante fluctuaciones en mercados específicos.
En contraste, el índice de precios subyacente, considerado un mejor indicador de la tendencia general de la inflación al excluir elementos de alta volatilidad, presentó un aumento más moderado del 0.30% quincenal, lo que se traduce en una tasa anual del 3.49%. Dentro del componente subyacente, el precio de las mercancías se elevó un 0.27% y el de los servicios un 0.34% en el mismo periodo. Aunque este índice muestra una mayor estabilidad, su movimiento ascendente contribuye a la presión general sobre los precios y mantiene alerta a las autoridades económicas sobre la necesidad de preservar la estabilidad macroeconómica.
El análisis detallado de los productos y servicios con mayor incidencia al alza revela patrones específicos que afectan directamente el gasto de las familias mexicanas. Entre los elementos que más contribuyeron al repunte inflacionario se encuentran la gasolina de bajo octanaje, el jitomate, la cebolla, el gas LP, la papa y otros tubérculos, el tomate verde y el pollo. Estos productos básicos, esenciales en la canasta de consumo de los hogares, al experimentar aumentos, comprimen el poder adquisitivo y pueden generar ajustes en el presupuesto familiar. La dependencia de ciertos sectores a estos insumos se vuelve una variable crítica en la determinación de la inflación.
Por otro lado, algunos productos registraron una disminución en sus precios, ayudando a mitigar, en parte, el impacto generalizado. El huevo, la naranja, el aguacate, la uva, el limón y el plátano mostraron una incidencia a la baja, ofreciendo un ligero respiro a los consumidores. Sin embargo, la magnitud de estas reducciones no fue suficiente para contrarrestar el impulso alcista de otros componentes. Este balance desigual entre productos al alza y a la baja subraya la complejidad de la dinámica inflacionaria y la diversificación de factores que influyen en el comportamiento general de los precios en el mercado nacional, lo cual exige una observación constante y análisis profundo.
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