La inflación en México volvió a acelerarse en la primera quincena de mayo, alcanzando una tasa anual de 4.78%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Este incremento representa un repunte respecto a la quincena anterior, cuando la inflación se situó en 4.67%.
El aumento en los precios de los alimentos y energéticos fue uno de los principales factores que impulsaron la inflación durante este periodo. Productos como el jitomate, el pollo y el gas doméstico LP registraron incrementos significativos, afectando el bolsillo de los consumidores mexicanos.
El índice de precios subyacente, que excluye los productos más volátiles, también mostró un incremento, situándose en 5.75% anual. Este indicador es considerado un mejor reflejo de la tendencia de la inflación a largo plazo y su aumento sugiere presiones inflacionarias persistentes en la economía.
El Banco de México (Banxico) ha mantenido una política monetaria restrictiva para controlar la inflación, con una tasa de interés de referencia en niveles elevados. Sin embargo, el reciente repunte de la inflación podría llevar a la institución a considerar nuevas medidas para mantener la estabilidad de precios.
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