El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) difundió, a través de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024, que la desigualdad en México alcanzó su nivel más bajo en al menos dos décadas. El informe reveló que el coeficiente de Gini, una medida clave para evaluar la desigualdad económica, disminuyó notablemente de 0.449 en 2016 a 0.391 en 2024, debido principalmente a la mejora en los ingresos de los hogares más pobres y la pérdida relativa de ingresos de los más ricos.
Los datos reportados indican que los hogares de menores ingresos incrementaron su ingreso promedio en más de 36% desde 2016, mientras que el 10% con mayores recursos redujo su ingreso promedio en 7.6%, evidenciando un proceso de reducción en las brechas económicas. Este fenómeno ha sido atribuido en gran medida a los programas sociales y de bienestar implementados por el gobierno mexicano, como pensiones para adultos mayores, becas educativas y apoyos monetarios directos, que han tenido un efecto redistributivo considerable.
Según el análisis del INEGI, sin estas transferencias sociales el coeficiente de Gini en 2024 se habría mantenido cerca de 0.450, similar a años anteriores, lo que confirma que las políticas públicas recientes han generado un impacto directo sobre la disminución de la desigualdad. El ingreso promedio mensual de los hogares situados en el decil más rico alcanzó los 78,698 pesos, mientras que los hogares en el decil más pobre promediaron 5,598 pesos, equivalentes a una diferencia de 14.1 veces entre extremos, cifra menor a la registrada en 2023 (15.2 veces), aunque todavía reflejando altos niveles de desigualdad estructural en el país.
Estudios complementarios señalan que esta reducción de la desigualdad contribuye también a un aumento generalizado del bienestar y la movilidad social, beneficiando a un sector importante de la población históricamente marginada. Los programas de Bienestar, junto con incremento salarial y generación de empleo, conforman un modelo económico que comienza a mostrar resultados positivos en términos de equidad y disminución de la pobreza.
El Inegi remarca que estos avances deben verse como un punto de partida para nuevas estrategias que permitan consolidar y acelerar la reducción de desigualdades, garantizando que los beneficios económicos alcancen cada vez a más mexicanos. Con base en este diagnóstico, el gobierno, la academia y la sociedad civil tienen ante sí la oportunidad de diseñar políticas públicas integrales que atiendan las causas profundas de la desigualdad y promuevan un desarrollo más justo y sostenible en el país.
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