La mañana del martes 23 de septiembre de 2025, la Plaza de la Constitución, conocida como el Zócalo de la Ciudad de México, fue escenario de un tenso enfrentamiento entre un numeroso grupo de estudiantes y elementos de la policía capitalina. Aproximadamente dos mil jóvenes, miembros de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR), provenientes de Oaxaca, Estado de México, Ciudad de México y Puebla, se congregaron con el objetivo de realizar una protesta pacífica y solicitar una audiencia con la Presidenta Sheinbaum durante su conferencia matutina. Sin embargo, la jornada derivó en altercados que requirieron la intervención de los cuerpos de seguridad, generando momentos de alta tensión en una de las zonas más emblemáticas y concurrida del país.
Los estudiantes de la FNERRR llegaron a la capital con una clara demanda: visibilizar la presunta omisión del gobierno de Oaxaca, liderado por Salomón Jara Cruz, ante la violencia que, aseguran, han enfrentado jóvenes de escasos recursos. Según la organización, desde el mes de enero han denunciado ataques de grupos armados que despojaron a estudiantes del albergue “Villas de Monte Albán” en Oaxaca. Los manifestantes buscaban que sus peticiones fueran escuchadas directamente por la máxima autoridad del país, exigiendo una solución a las agresiones y un espacio de diálogo que, según su narrativa, fue negado, siendo recibidos con confrontación en lugar de acercamiento.
El choque en el corazón de la Ciudad de México se caracterizó por forcejeos, empujones y golpes entre los manifestantes y los conocidos como granaderos. Videos que rápidamente circularon en redes sociales capturaron la intensidad de la situación, donde la tensión escaló más allá de la plancha del Zócalo, extendiéndose a calles aledañas. Esta escalada de la protesta evidenció la frustración de los estudiantes por la falta de atención a sus demandas y la respuesta policial generó cuestionamientos sobre los protocolos de manejo de manifestaciones que buscan un acercamiento con las autoridades gubernamentales.
La presencia de tantos estudiantes en el Zócalo subraya la importancia de este espacio como epicentro de la expresión ciudadana y política en México. La búsqueda de una audiencia con la Presidenta Sheinbaum por parte de los estudiantes de FNERRR refleja la esperanza de encontrar eco a sus denuncias a nivel federal, ante lo que perciben como inacción local. La situación en Oaxaca, específicamente la violencia contra los jóvenes y el despojo de sus albergues, se convierte así en un punto crucial que los estudiantes intentan llevar a la agenda nacional mediante la manifestación directa y, lamentablemente, la confrontación.
Este incidente no solo interrumpió la dinámica habitual del Zócalo, sino que también puso de manifiesto las complejidades inherentes a las protestas estudiantiles y la gestión de la seguridad pública. La persistencia de la violencia estudiantil y la percepción de impunidad por parte de los afectados, impulsa a organizaciones como la FNERRR a tomar medidas drásticas para ser escuchadas. La denuncia constante de agresiones desde principios de año por parte de grupos armados, y la falta de respuesta gubernamental, son el trasfondo de estas manifestaciones que buscan generar presión y conseguir soluciones concretas.
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