Estados Unidos lanza bombardeos contra sitios nucleares iraníes

En una madrugada que ya es considerada histórica, Estados Unidos lanzó un ataque aéreo contra tres instalaciones nucleares clave en Irán: Fordo, Natanz e Isfahán. La operación, denominada “Martillo de Medianoche”, fue ordenada por el presidente Donald Trump y ejecutada con bombarderos B-2 y misiles Tomahawk, en coordinación con Israel. Según Trump, el objetivo era “eliminar la capacidad de enriquecimiento de uranio de Irán y mitigar la amenaza nuclear” que representa la República Islámica para la región y el mundo.

Trump calificó la ofensiva como un “espectacular éxito militar” y advirtió que, si Irán no acepta la paz, podrían venir ataques aún más devastadores. El mandatario estadounidense también sugirió que este ataque podría abrir la puerta a un “cambio de régimen” en Teherán, postura que generó inquietud incluso dentro de su propio país y entre sus aliados56. Israel, por su parte, celebró la decisión de Washington y la consideró un paso clave para frenar la amenaza nuclear iraní.

La respuesta de Irán no se hizo esperar. El ministro de Exteriores, Abbas Araqchi, calificó el ataque como “escandaloso” y prometió “consecuencias eternas”, asegurando que Irán se defenderá “por todos los medios necesarios”. Los Guardianes de la Revolución amenazaron con represalias que Estados Unidos “lamentará”, mientras que la Organización de Energía Atómica iraní denunció la agresión como una violación grave del derecho internacional y del Tratado de No Proliferación Nuclear.

La comunidad internacional reaccionó con preocupación y llamados a la calma. Rusia condenó los bombardeos como “irresponsables” y una violación del derecho internacional, mientras que China exigió un cese al fuego inmediato y pidió a todas las partes evitar una escalada mayor. El secretario general de la ONU, António Guterres, convocó a una reunión urgente del Consejo de Seguridad y advirtió sobre el riesgo de una “catástrofe para la humanidad” si la crisis se descontrola. En Europa, la Unión Europea y Reino Unido reiteraron que Irán no debe desarrollar armas nucleares, pero también instaron a retomar el diálogo y evitar una mayor escalada.

En América Latina, países como Chile, Venezuela, Cuba y Bolivia condenaron la acción militar estadounidense, considerándola una violación del derecho internacional y de la Carta de la ONU. Mientras tanto, grupos aliados de Irán, como los hutíes de Yemen, amenazaron con atacar intereses estadounidenses en la región.

La situación en Medio Oriente se mantiene en máxima tensión, con el riesgo de que el conflicto escale a niveles impredecibles y tenga repercusiones globales. Mientras tanto, la comunidad internacional observa con preocupación y exige responsabilidad a los actores involucrados para evitar una crisis aún mayor.

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