Las primeras deportaciones bajo la nueva administración de Donald Trump ya comenzaron, con 56 mexicanos repatriados a través de Ciudad Juárez y 120 personas deportadas por el Puente Nuevo en Matamoros, Tamaulipas. Estas acciones son parte de las estrictas políticas migratorias anunciadas por el presidente estadounidense, quien declaró emergencia nacional en la frontera sur. Los deportados fueron recibidos por personal del Instituto Nacional de Migración (INM), aunque la dependencia no ha brindado detalles sobre su situación actual o el tipo de atención recibida.
En Ciudad Juárez, el secretario de Seguridad Pública de Chihuahua, Gilberto Loya, informó que los deportados fueron alojados en campamentos especiales habilitados para atenderlos. Aunque el número de repatriados aún es similar al promedio diario, Loya advirtió que se están preparando para un aumento significativo en los próximos días debido a las redadas masivas anunciadas por Trump. Además, se han habilitado tres albergues en Ciudad Juárez y dos en Ojinaga para ofrecer asistencia a quienes lo necesiten.
En Matamoros, las autoridades locales también enfrentan retos logísticos. Los deportados fueron trasladados a Reynosa debido a que en Matamoros aún se acondiciona un campamento en el viejo Estadio Municipal. Según Ileana Villarreal, directora de Protección Sanitaria de Tamaulipas, los migrantes reciben vacunas contra la influenza y COVID-19 al llegar, además de orientación para comunicarse con sus familias o acceder a refugios si no tienen recursos para regresar a sus lugares de origen.
El gobierno mexicano ha implementado medidas adicionales para apoyar a los repatriados, como la entrega de la Tarjeta Bienestar Paisano, que incluye un apoyo económico inicial de 2 mil pesos. También se les brinda acceso a programas sociales y servicios médicos a través del IMSS. Estas acciones forman parte del programa “México te abraza”, diseñado para garantizar una reintegración digna y efectiva.
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