El Banco de México (Banxico) recortó drásticamente su pronóstico de crecimiento para la economía mexicana en 2025, pasando de un estimado de 0.6% a apenas 0.1%, en medio de un entorno marcado por la debilidad económica interna y el endurecimiento de la política arancelaria de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump. El nuevo rango de crecimiento para el próximo año oscila entre -0.5% y 0.7%, lo que refleja la posibilidad de que el país incluso enfrente una contracción económica.
En su Informe Trimestral enero-marzo 2025, Banxico explicó que la revisión a la baja responde principalmente a la imposición de nuevos aranceles estadounidenses a la mayoría de sus importaciones, lo que ha generado incertidumbre y amenaza con reducir la demanda externa de productos mexicanos. La gobernadora Victoria Rodríguez Ceja señaló que, aunque se pronostica un periodo de estancamiento, no se prevé una recesión formal, y que la economía nacional continuará mostrando debilidad durante el horizonte de pronóstico.
El impacto de los aranceles es particularmente relevante en sectores clave como el automotriz, el acero y el aluminio. Si bien México logró negociar una tarifa preferencial para autos armados en el país, reduciendo el arancel del 25% al 15%, el gobierno de Claudia Sheinbaum sigue negociando con la administración Trump para evitar que se impongan más restricciones. Sin embargo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) advirtió que hasta el 17% del empleo en México y Canadá depende del comercio con Estados Unidos, por lo que las tensiones comerciales podrían traducirse en empleos más precarios y menor estabilidad laboral.
Banxico también recortó su pronóstico de crecimiento para 2026, de 1.8% a 0.9%, y prevé que la meta de inflación del 3% se alcance hasta el tercer trimestre de 2026. Además, la generación de empleo se verá afectada, con una estimación de entre 110 mil y 290 mil nuevos puestos para 2025, muy por debajo de los rangos previos.
A pesar del panorama complicado, el Comité de Fechado de Ciclos de la Economía de México (CFCEM) y el IMEF coinciden en que, por ahora, no hay elementos suficientes para declarar una recesión formal en México, aunque sí reconocen un estancamiento y una desaceleración significativa en la actividad económica. El sector agropecuario ha sido uno de los pocos que han evitado una caída mayor del PIB, aunque enfrenta retos como la plaga del gusano barrenador y restricciones a las exportaciones de ganado.
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