A 19 años de la Ley para la Igualdad entre Mujeres y Hombres: ¿Qué ha cambiado?

El 2 de agosto de 2006 marcó un antes y un después en México. Ese día se expidió la Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres (LGIMH), una norma clave para avanzar hacia un país más justo y equitativo. Han pasado 19 años desde entonces… ¿Qué tanto hemos avanzado?

Una ley que nació para transformar

La LGIMH fue creada para garantizar la igualdad sustantiva entre mujeres y hombres en todos los ámbitos: económico, político, social, laboral, educativo y familiar. Suena ambicioso, pero era urgente. México necesitaba herramientas legales para cerrar brechas de género que afectaban la vida diaria de millones de mujeres.

¿Qué establece esta ley?

Entre los puntos más importantes, la ley plantea:

  • El derecho a la igualdad de trato y oportunidades.
  • Políticas públicas con perspectiva de género.
  • La participación equitativa en cargos públicos.
  • La obligación del Estado de eliminar estereotipos sexistas.

Y lo más importante: reconoce que la igualdad legal no basta; se necesita igualdad real.

Instituciones con nuevos compromisos

Con esta ley nació el Sistema Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, que obliga a todos los niveles de gobierno a coordinarse para promover políticas que cierren la brecha de género. También refuerza la labor del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y otros organismos estatales que luchan contra la desigualdad.

¿Y en la vida real?

Gracias a esta ley y otras reformas posteriores, hoy hay más mujeres en espacios de poder: El Congreso es paritario, hay gobernadoras, ministras, científicas, deportistas y activistas que abren camino.
Pero aún hay tareas pendientes: la violencia de género, la brecha salarial y el techo de cristal siguen siendo parte de la realidad.

Una ley que también es educativa

Además de ser legal, esta ley también es pedagógica: obliga a fomentar una cultura de igualdad desde las escuelas, medios de comunicación y centros de trabajo. Educar en la equidad es uno de los pilares del cambio social.

¿Y ahora qué sigue?

La igualdad es un proceso, no una meta que se alcanza y se olvida. Esta ley fue un paso gigante, pero hoy más que nunca necesitamos que las instituciones cumplan lo que dice el papel.
La lucha feminista, las colectivas y el activismo ciudadano han mantenido viva esta exigencia. La igualdad real no llega sola, se construye todos los días.

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