El 12 de febrero de 1947 marcó un hito en la historia política de México. Ese día, el Diario Oficial de la Federación publicó una reforma constitucional que reconocía, a nivel municipal, el derecho de las mujeres a votar y ser votadas. Este acontecimiento no solo reflejó el cambio de una normativa sino el inicio de una nueva era en la lucha por la igualdad de género en el país.
Durante la primera mitad del siglo XX, la participación femenina en la vida política mexicana era prácticamente inexistente. Sin embargo, gracias al esfuerzo incansable de activistas y defensoras de los derechos de la mujer, se empezó a cimentar el camino hacia la igualdad. Uno de los primeros antecedentes significativos fue en 1924, cuando Yucatán, bajo el liderazgo de Felipe Carrillo Puerto, permitió a las mujeres participar en elecciones municipales y estatales.
La verdadera consolidación de este derecho llegó con la reforma al artículo 115 Constitucional el 24 de diciembre de 1946, impulsada por el presidente Miguel Alemán, que se materializó con su publicación en 1947. Este logro fue un preámbulo a la reforma constitucional de 1953, bajo el gobierno de Adolfo Ruiz Cortines, que extendió el derecho de voto a las mujeres en elecciones federales, marcando un antes y un después en la historia del sufragio femenino en México.
Hoy, la participación de la mujer en la política mexicana es una realidad incontestable. Con 530 alcaldías lideradas por mujeres, incluida la Ciudad de México, el país refleja un avance significativo en materia de igualdad y representación política. Sin embargo, aún quedan desafíos por superar para alcanzar una igualdad plena entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la sociedad.
La historia del sufragio femenino en México es un testimonio de resiliencia, lucha y progreso. Es un recordatorio de que los derechos se conquistan y se defienden día a día, y que el camino hacia la igualdad requiere de la participación activa de toda la sociedad.
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