La violencia vicaria es una forma de maltrato que busca dañar a la mujer a través de sus hijos e hijas. Consiste en acciones u omisiones cometidas por la pareja o expareja con la intención de causarle sufrimiento, separarla de sus hijos y dañar el vínculo materno-filial. Esto puede incluir sustraer, retener, ocultar, maltratar, amenazar o poner en peligro la integridad de los menores.
En marzo de 2023, la Cámara de Diputados aprobó reformas a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para tipificar y sancionar la violencia vicaria, impulsadas por la Diputada Julieta Kristal Vences, presidenta de la Comisión de Género. Estas reformas detallan las conductas que constituyen este delito, como interponer procedimientos judiciales falsos o dilatorios para impedir la convivencia o custodia de los hijos con el fin de dominar, someter o agredir a las madres.
Sin embargo, solo 12 estados han incorporado la violencia vicaria en sus códigos penales, lo que dificulta denunciar y atender adecuadamente a las víctimas en el resto del país. Organizaciones civiles y expertas como Lucía Núñez del CIEG-UNAM resaltan la importancia de sensibilizar a las autoridades para garantizar el acceso a la justicia.
Mujeres como Mildret Sainz y Lydia Lara han sido víctimas de esta violencia y han luchado por recuperar a sus hijos, enfrentando lagunas legales que les impiden denunciar. «El objetivo es matarte en vida y, si no lo logran, hacer que para tus hijos estés muerta», relata Mildret.
Un Delito que Requiere Atención Urgente
Expertas señalan que la violencia vicaria debe ser tratada como violencia de género, ya que los niños quedan expuestos a situaciones traumáticas que pueden afectar su desarrollo emocional y capacidad para establecer relaciones sanas en el futuro.
Es fundamental que las autoridades y la sociedad en general se comprometan a prevenir y erradicar esta forma de violencia, brindando apoyo y atención psicológica a las víctimas. Además, se deben promover acciones de sensibilización y educación desde una perspectiva de género para evitar la normalización de estos actos.
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