Este 3 de julio, México conmemora un hito histórico en la lucha por la igualdad de género: el 69º aniversario del primer voto femenino a nivel nacional. Fue en 1955 cuando las mujeres mexicanas ejercieron por primera vez su derecho al sufragio en una elección federal, marcando un antes y un después en la participación política femenina en el país.
El camino hacia este logro fue largo y arduo. El derecho al voto de la mujer en México comenzó oficialmente el 12 de febrero de 1947, con la publicación en el Diario Oficial de la Federación del Decreto que permitía a las mujeres participar como votantes y candidatas en elecciones municipales. Sin embargo, no fue hasta el 17 de octubre de 1953 cuando el entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines promulgó las reformas constitucionales que otorgaron a las mexicanas la ciudadanía plena.
En las elecciones federales del 3 de julio de 1955, las mujeres acudieron por primera vez a las urnas para elegir a los diputados federales de la XLIII Legislatura. Este acontecimiento fue el resultado de décadas de lucha y activismo por parte de mujeres pioneras como Luz Vera, Margarita Robles de Mendoza y Matilde Montoya, entre otras, quienes desde principios del siglo XX abogaron incansablemente por la igualdad de derechos políticos.
A pesar de este avance significativo, la verdadera democratización y paridad de género en la política mexicana tardó muchos años más en materializarse. Tuvieron que pasar 24 años desde el reconocimiento del sufragio femenino para que México tuviera a su primera gobernadora estatal, Griselda Álvarez, en 1979. Hoy en día, aunque se han logrado avances importantes, como una Cámara de Diputados paritaria, aún quedan desafíos por superar.
La conmemoración de este aniversario nos recuerda la importancia de seguir trabajando por la igualdad de oportunidades y la participación plena de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. El voto femenino no solo representó un reconocimiento a la igualdad en la participación política, sino que también abrió el camino para continuar la lucha por los derechos de las mujeres en la toma de decisiones del país. Es un recordatorio de que la construcción de un México justo y equitativo requiere del esfuerzo continuo de toda la sociedad.
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