En un movimiento que ha sacudido el tablero geopolítico de Medio Oriente, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles un controversial plan para tomar el control de Gaza y expulsar a su población palestina, generando un inmediato rechazo por parte del mundo árabe.
La propuesta, que forma parte de los objetivos de su segundo mandato, ha provocado una respuesta unificada de rechazo por parte de los principales actores regionales. Arabia Saudí, en un comunicado contundente, reafirmó su oposición inequívoca a cualquier violación de los derechos palestinos, incluyendo los intentos de desplazamiento forzoso de la población.
Egipto y Jordania, países clave en la región, han manifestado su rotunda oposición al plan, advirtiendo sobre las graves consecuencias que podría tener para la estabilidad regional. El ministro de Exteriores egipcio, Badr Abdelaty, enfatizó la necesidad de reconstruir el territorio palestino ocupado, pero manteniendo a su población en la Franja.
La postura saudí ha sido particularmente significativa, ya que el reino ha condicionado el establecimiento de relaciones diplomáticas con Israel a la creación de un Estado palestino que incluya Gaza y tenga como capital Jerusalén Este. Esta declaración representa un claro desafío a los planes de Trump, quien busca la normalización de relaciones entre ambas naciones.
Una coalición de países árabes, incluyendo Emiratos Árabes Unidos, Qatar, y la Liga Árabe, se ha unido para advertir que cualquier intento de limpieza étnica en Gaza podría desencadenar una expansión del conflicto y amenazar la paz en toda la región.
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