El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reafirmado su intención de imponer aranceles del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá. Esta decisión, que se espera se concrete el próximo sábado 1 de febrero, busca abordar el tráfico de fentanilo y el déficit comercial con ambos países vecinos.
Trump ha justificado esta medida citando la migración irregular y la llegada de drogas como razones principales. Además, ha dejado claro que evaluará si los aranceles incluyen el petróleo procedente de México y Canadá, una decisión que tomará en la noche del jueves. El mandatario republicano ha subrayado que Estados Unidos tiene déficits comerciales muy grandes con estas naciones, lo que justifica la imposición de estos gravámenes.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha expresado su confianza en que los aranceles no se impondrán, aunque ha mencionado que su gobierno tiene un «plan» en caso de que la amenaza se materialice. Por su parte, el gobierno canadiense ha advertido que responderá con firmeza a cualquier aumento arancelario por parte de Estados Unidos.
Los aranceles podrían tener un impacto significativo en la economía de América del Norte, afectando especialmente a los sectores automotriz y electrónico mexicanos, que dependen en gran medida del mercado estadounidense. Expertos han señalado que estas medidas podrían violar el T-MEC, el acuerdo comercial trilateral, y generar una guerra tributaria que perjudicaría a todas las partes involucradas.
El anuncio de Trump ha generado incertidumbre en los mercados financieros, con el peso mexicano depreciándose frente al dólar. La decisión final sobre los aranceles y su posible inclusión del petróleo se espera para la noche del jueves, lo que mantendrá a los mercados en vilo hasta entonces.
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