El presidente Donald Trump ha firmado una orden ejecutiva con el objetivo de desmantelar el Departamento de Educación de Estados Unidos, cumpliendo una promesa de campaña que ha sido cuestionada por muchos. Aunque el departamento no puede ser abolido sin la aprobación del Congreso, Trump ha instruido a la secretaria de Educación, Linda McMahon, a tomar medidas necesarias para reducir significativamente sus funciones y transferir la autoridad educativa a los estados.
La orden ejecutiva, firmada el 20 de marzo de 2025, busca reducir la participación federal en la educación y devolver el control a las autoridades estatales. Sin embargo, programas críticos como los préstamos estudiantiles y las becas Pell continuarán operando, aunque podrían ser redistribuidos entre otras agencias federales. Esto ha generado preocupación entre educadores y padres, quienes temen que la falta de supervisión federal pueda perjudicar a estudiantes vulnerables.
El Departamento de Educación, establecido en 1979, ha sido fundamental en la gestión de programas federales como Title I, que apoya a escuelas con altos niveles de pobreza, y el IDEA, que protege a estudiantes con discapacidades. La eliminación de estos programas podría afectar a millones de estudiantes que dependen de ellos para acceder a una educación de calidad.
La decisión de Trump ha sido criticada por educadores y legisladores demócratas, quienes argumentan que esta medida perjudicará a estudiantes de bajos ingresos y con discapacidades. Además, se han expresado dudas sobre la legalidad de esta orden, ya que solo el Congreso puede abolir un departamento federal.
Aunque el proceso de desmantelamiento no será inmediato, la orden ejecutiva marca un cambio significativo en la política educativa de Estados Unidos. La reacción de los estados y las escuelas será crucial para determinar cómo se implementarán estos cambios y qué impacto tendrán en la educación del país.
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