Tras más de dos siglos de neutralidad, Suecia se convirtió este jueves en el miembro número 32 de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en una ceremonia celebrada en Washington D.C. Este hito histórico marca un giro radical en la política de defensa sueca, impulsado por la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, formalizó la adhesión de su país a la Alianza Atlántica al presentar el «instrumento de adhesión» ante el Departamento de Estado de Estados Unidos. El presidente Joe Biden destacó que, contrario a las expectativas de Vladimir Putin, la invasión a Ucrania ha fortalecido la unidad de la OTAN al sumar a Suecia y Finlandia como nuevos miembros.
Suecia mantuvo una política de neutralidad desde 1814, evitando involucrarse en conflictos bélicos y contribuyendo a su estabilidad como nación. Sin embargo, la guerra en Ucrania provocó un drástico cambio en la opinión pública sueca, con un aumento del apoyo a la membresía de la OTAN del 33% al 70% aproximadamente.
La adhesión de Suecia a la OTAN refuerza notablemente las capacidades militares de la Alianza en el norte de Europa y transforma el marco de seguridad en la región. Junto con Finlandia, que también se unió recientemente, Suecia aporta fuerzas armadas bien equipadas y entrenadas.
Con la incorporación de Suecia, la OTAN envía un claro mensaje de unidad y determinación frente a las acciones desestabilizadoras de Rusia en el continente europeo.
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