Un terremoto de magnitud 7,7 ha sacudido el sudeste asiático, dejando un rastro de destrucción en Myanmar, Tailandia y zonas del suroeste de China. El epicentro se ubicó en el norte de Sagain, cerca de Mandalay, la segunda ciudad más grande de Myanmar, donde se reportan daños significativos en edificios, puentes y carreteras.
Las cifras preliminares indican cifras de víctimas en ascenso, con al menos 144 muertos y 732 heridos en Myanmar, según primeros balances hospitalarios. En Bangkok, capital tailandesa, el colapso de un rascacielos en construcción dejó tres fallecidos, 50 heridos y 70 desaparecidos bajo los escombros. La Cruz Roja advierte que el impacto será «bastante significativo», especialmente en zonas vulnerables de Myanmar, donde persiste una crisis humanitaria por conflictos internos.
La profundidad del sismo (10 km) y su intensidad sísmica provocaron grietas en infraestructuras críticas, como el puente principal entre Mandalay y Sagain, clave para el acceso a zonas afectadas. En Myanmar, la junta militar declaró estado de emergencia en seis regiones, aunque persisten dudas sobre su efectividad ante la guerra civil que dificulta las labores de rescate.
🙏❤️🩹 Piden en redes sociales orar por las personas en Myanmar y Tailandia ante los daños que ocasionó este día un fuerte terremoto magnitud 7,7 #Myanmar#Thailand #earthquake #Thailand #sismo #terremoto #videos pic.twitter.com/lzjFqdaKqw
— Agenda Setting Press (@agendasetting1) 28 de marzo de 2025
En Tailandia, el gobierno activó protocolos de emergencia tras el derrumbe del edificio en Chatuchak, un área turística de Bangkok. Equipos de rescate trabajan contra reloj para localizar a los atrapados, mientras se evalúan daños en otros rascacielos y mercados.
El contexto geopolítico de Myanmar complica la respuesta internacional. La petición de ayuda externa de las autoridades militares contrasta con la inestabilidad política y el control de grupos opositores en amplias zonas, lo que podría retrasar la llegada de asistencia.
La comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo de la crisis, mientras organizaciones humanitarias coordinan esfuerzos para mitigar el sufrimiento de las poblaciones afectadas.
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