El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) elogió la decisión de México de prohibir las llamadas «terapias de conversión» para personas LGBTI. Esta práctica, también conocida como «terapias de reconversión», pretende cambiar la orientación sexual o identidad de género de una persona a través de métodos pseudocientíficos y dañinos.
La ley, ratificada tanto por la Cámara de Diputados como por el Senado, prohíbe estas terapias en todo el país y las considera una violación a los derechos humanos. ONUSIDA celebró esta medida, afirmando que «la decisión de México de poner fin a esta práctica nociva contribuirá a garantizar la salud pública. Todos los países deberían seguir el ejemplo de México».
Las «terapias de conversión» han sido ampliamente rechazadas por organizaciones médicas y de derechos humanos debido a su falta de base científica y los daños psicológicos que causan. La prohibición en México representa un avance significativo en la protección de los derechos de la comunidad LGBTI y en la erradicación de estas prácticas dañinas.
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