El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha indicado que la fase intensa del combate en Rafah, al sur de Gaza, está llegando a su fin. Sin embargo, aclaró que esto no significa el final del conflicto, ya que las operaciones militares continuarán hasta que Hamas sea completamente expulsado del poder.
Netanyahu mencionó planes para redesplegar pronto tropas israelíes hacia la frontera con Líbano, donde las tensiones con Hezbollah han ido en aumento. Esta decisión surge en un momento de creciente preocupación por una posible escalada del conflicto en la región.
A pesar de la aparente reducción de la intensidad en Gaza, los residentes de Rafah informaron de enfrentamientos continuos en la ciudad, con ataques aéreos israelíes dirigidos a Gaza City que han causado víctimas, incluyendo al director de servicios de emergencia del ministerio de salud dirigido por Hamas.
El primer ministro reiteró su oposición a la idea de que la Autoridad Palestina gobierne Gaza en lugar de Hamas, proponiendo en su lugar una administración civil respaldada por apoyo regional. Esta postura ha generado críticas tanto a nivel nacional como internacional.
Mientras tanto, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, se prepara para visitar Washington para discutir el conflicto en Gaza y las crecientes tensiones con Hezbollah, respaldado por Irán. Esta visita se produce en un momento de tensión en las relaciones entre Israel y Estados Unidos, con desacuerdos sobre el suministro de armas y la estrategia en Gaza.
La situación en la frontera entre Israel y Líbano sigue siendo precaria, con intercambios de fuego entre Israel y Hezbollah que han provocado el desplazamiento de miles de personas en ambos lados de la frontera. La posibilidad de una guerra a gran escala en el norte se cierne sobre la región, añadiendo una nueva dimensión al ya complejo panorama de seguridad en Oriente Medio.
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