El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este martes que Israel y Líbano han aceptado un acuerdo de alto el fuego que busca poner fin al conflicto entre Israel y el grupo militante Hezbollah en la frontera norte israelí. Este acuerdo, mediado por Estados Unidos y Francia, está «diseñado para ser un cese permanente de las hostilidades», según declaró Biden en un mensaje desde la Casa Blanca.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, confirmó que el gabinete de seguridad de Israel ha aprobado el acuerdo y que entrará en vigor a partir del miércoles 27 de noviembre. Netanyahu enfatizó que este alto el fuego permitirá a Israel centrarse en la «amenaza iraní» y aumentar la presión sobre Hamas en la Franja de Gaza. Sin embargo, advirtió que si Hezbollah viola el acuerdo, Israel «atacará con fuerza».
El acuerdo contempla una tregua inicial de 60 días, durante los cuales se espera que Israel retire sus tropas del sur del Líbano y Hezbollah mueva sus fuerzas a una distancia mínima de 20 millas de la frontera israelí. Esta medida busca crear una zona de amortiguamiento que reduzca las tensiones en la región y permita el retorno seguro de los desplazados a sus hogares en ambos lados de la frontera.
A pesar del optimismo generado por este acuerdo, las horas previas al anuncio estuvieron marcadas por intensos bombardeos israelíes en Beirut y sus suburbios del sur. Estos ataques, que causaron la muerte de al menos 10 personas, subrayan la fragilidad de la situación y la importancia de mantener el compromiso con el alto el fuego por ambas partes.
El acuerdo entre Israel y Hezbollah no afecta directamente a la guerra en curso en Gaza, pero se espera que pueda contribuir a reducir las tensiones regionales y posiblemente abrir el camino para futuras negociaciones de paz más amplias. La comunidad internacional, incluyendo a la Unión Europea, ha expresado su apoyo al acuerdo, instando a todas las partes a cumplir con sus términos para lograr una estabilidad duradera en la región.
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