Israel ha dado un paso decisivo en su conflicto con Hamas al aprobar un plan militar para tomar el control de Ciudad de Gaza y controlar temporalmente la Franja, movilizando para ello a 60,000 reservistas. El ministro de Defensa, Israel Katz, autorizó esta operación el 20 de agosto de 2025, en medio de un prolongado enfrentamiento que ya suma 22 meses y ha dejado un alto costo humano y humanitario. Esta ofensiva busca desmantelar los últimos bastiones de Hamas en Gaza y liberar a los rehenes judíos capturados en octubre de 2023, dando un giro significativo a la crisis en la región.
La operación para la toma de Ciudad de Gaza contempla un despliegue estratégico de varias divisiones militares israelíes que actuarán en barrios específicos donde Hamas aún tiene presencia activa. La medida implica además que al menos 60,000 reservistas serán llamados a filas para reforzar la ofensiva, lo que refleja la magnitud y gravedad de la acción militar prevista. Alrededor de 20,000 reservistas que ya estaban en servicio verán además su periodo prolongado para esta misión.
Esta avanzada militar se produce en un contexto de creciente deterioro humanitario en la Franja de Gaza. Diversos grupos de derechos humanos han alertado que cientos de miles de palestinos viven al borde de la hambruna, desplazados en campos de refugiados o atrapados en zonas urbanas devastadas por los bombardeos y combates. La operación israelí ha intensificado los ataques aéreos y las incursiones en tierra para avanzar en el control total del territorio, una de las áreas más densamente pobladas del mundo.
Los líderes israelíes subrayan que esta acción busca la seguridad nacional, la liberación de los rehenes y la reducción de la capacidad operativa de Hamas, considerado un grupo terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea. Sin embargo, esta estrategia ha sido duramente criticada por la comunidad internacional y generó llamados para un alto al fuego inmediato y negociaciones de paz. Hasta ahora, Israel no ha dado una respuesta formal a propuestas de tregua que contemplan liberaciones de rehenes a cambio de un cese hostilidades temporal, mientras Hamas parece estar dispuesto a aceptar algunas de estas iniciativas.
El operativo tiene además un componente logístico complejo, con la instrucción a la población civil de Gaza para desplazarse hacia el sur en búsqueda de zonas consideradas seguras, lo que refleja la preocupación por minimizar el impacto en civiles, aunque la situación sobre el terreno sigue siendo crítica. La ofensiva representa una de las fases más intensas y decisivas de este largo conflicto que ha marcado las relaciones en Oriente Medio y pone en evidencia la dificultad para hallar una solución duradera.
En este contexto, la movilización masiva de reservistas y la planificación detallada de la operación militar subrayan el compromiso de Israel para recuperar el control de la Franja de Gaza, aunque con los riesgos inherentes a una intervención militar en un área altamente poblada y con un profundo costo humanitario. La comunidad internacional observa atentamente este episodio, que podría modificar significativamente la dinámica del conflicto y abrir nuevas vías para futuras negociaciones o, por el contrario, intensificar aún más la confrontación.
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