El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, ha sido declarado culpable por un jurado en Nueva York de los cargos de narcotráfico y armas, tras un juicio que capturó la atención tanto en Estados Unidos como en su país natal. Hernández, quien gobernó Honduras entre 2014 y 2022, fue acusado de colaborar con narcotraficantes desde 2004 y de aceptar millones de dólares en sobornos a lo largo de su carrera política.
Durante el juicio, los fiscales presentaron un caso en el que Hernández fue descrito como un actor clave en una «supercarretera» para el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos, utilizando su influencia para proteger y facilitar las operaciones de los carteles de la droga. A pesar de que Hernández negó las acusaciones y se presentó como un aliado en la lucha contra el narcotráfico, los testimonios de traficantes y las pruebas presentadas lo implicaron directamente en las actividades ilícitas.
La condena de Hernández marca un hito significativo, ya que se convierte en el presidente latinoamericano de más alto rango condenado por narcotráfico desde el caso de Manuel Antonio Noriega en 1992. El veredicto también envía un mensaje contundente a los políticos corruptos, demostrando que el «largo brazo de la justicia» puede alcanzar a aquellos que abusan de su poder.
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