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España y Venezuela al borde de la ruptura diplomática tras recepción de líder opositor

La tensión diplomática entre España y Venezuela ha alcanzado nuevos niveles tras la recepción del líder opositor venezolano Edmundo González Urrutia en La Moncloa por parte del presidente español Pedro Sánchez. Este encuentro, que no tuvo carácter institucional para evitar exacerbar las tensiones con el régimen de Nicolás Maduro, ha desencadenado una serie de acciones por parte del gobierno venezolano que amenazan con deteriorar aún más las relaciones entre ambos países.

En respuesta a la visita de González Urrutia y a las declaraciones de la ministra de Defensa española, Margarita Robles, quien calificó al régimen de Maduro como una «dictadura», el gobierno venezolano ha llamado a consultas a su embajadora en España, Gladys Gutiérrez, y ha convocado al embajador español en Caracas, Ramón Santos. Estas medidas diplomáticas reflejan el profundo malestar del gobierno de Maduro ante lo que considera una injerencia en sus asuntos internos.

La crisis se ha visto agravada por la aprobación en el Congreso español de una proposición, impulsada por el Partido Popular, para reconocer a González Urrutia como presidente electo de Venezuela. Esta acción ha sido duramente criticada por el ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, quien la calificó de «alocada» y contraproducente para los intereses de los venezolanos. En respuesta, la Asamblea Nacional de Venezuela ha propuesto una resolución para instar a Maduro a romper «todas las relaciones» diplomáticas y comerciales con España, lo que podría tener graves consecuencias para ambos países.

El gobierno español, por su parte, se encuentra en una posición delicada. Mientras busca mantener una postura diplomática equilibrada, insiste en que para reconocer a González Urrutia como presidente electo, es necesario que se difundan las actas de todas las mesas electorales de las elecciones del 28 de julio. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, afín a Maduro, se niega a publicar estas actas, desafiando las exigencias de la comunidad internacional.

En medio de esta crisis diplomática, González Urrutia, quien se encuentra refugiado en Madrid tras haber solicitado asilo político, ha reafirmado su intención de «luchar hasta el final» y tomar posesión de la presidencia el próximo 10 de enero. Esta declaración añade más presión a una situación ya de por sí tensa, mientras ambos países buscan una salida a esta crisis que amenaza con tener repercusiones significativas en sus relaciones bilaterales y en la estabilidad política de la región.

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