Estados Unidos ha anunciado su salida de la UNESCO, la agencia de la ONU dedicada a la educación, la ciencia y la cultura, decisión que se hará efectiva a finales de diciembre de 2026. Esta es la segunda vez bajo el gobierno de Donald Trump que Estados Unidos se retira de esta organización internacional, luego de que ya lo hiciera en su primer mandato por motivos similares. La noticia fue confirmada oficialmente el 22 de julio de 2025 por el Departamento de Estado estadounidense, que explicó que la membresía actual se mantendrá hasta fines de 2026 para permitir una transición ordenada.
La razón principal para esta retirada vuelve a ser la admisión del Estado de Palestina como miembro de la UNESCO en 2011, que Washington considera contraria a sus intereses nacionales y un factor que ha incrementado la retórica antiisraelí dentro de la organización. Esta inclusión provocó que Estados Unidos e Israel suspendieran su financiamiento a la agencia hace más de una década. Además, el gobierno estadounidense critica el compromiso de la UNESCO con causas sociales y culturales que consideran divisivas, así como su enfoque en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, vistos por Washington como una agenda globalista que choca con su política exterior bajo la consigna «America First».
La portavoz del Departamento de Estado enfatizó que la pertenencia de Estados Unidos a la UNESCO “no redunda en el interés nacional”, y que a partir de ahora su estrategia internacional se centrará en “defender los intereses estadounidenses de manera clara y decidida”. Esta retracción refleja el giro en la política exterior estadounidense que prioriza la soberanía y limita la cooperación con organismos multilaterales que no alinean con su visión política actual. La decisión también se enmarca en un contexto más amplio donde Estados Unidos ha recortado programas de ayuda exterior y cooperación internacional que considera no compatibles con sus objetivos.
La UNESCO, por su parte, expresó su pesar ante la noticia. Su directora general, Audrey Azoulay, manifestó que la organización está preparada para afrontar el impacto de la saliente de Estados Unidos, tanto desde el punto de vista presupuestario como operativo. Aunque la contribución estadounidense representa un porcentaje importante, actualmente solo supone alrededor del 8% del presupuesto total de la agencia, lo que ha sido compensado parcialmente por la diversificación de sus fuentes de financiación. La organización ha previsto esta posibilidad, dado que el regreso de Estados Unidos en 2023 bajo la administración Biden ya fue considerado un paso político reversible.
Esta retirada se suma a un historial de desavenencias entre Estados Unidos y la UNESCO. Inicialmente, en 1984, bajo el mandato de Ronald Reagan, Washington se retiró por considerar a la agencia demasiado politizada y contraria a sus intereses durante la Guerra Fría. Posteriormente, regresó en 2003 durante la presidencia de George W. Bush, y otra vez salió en 2017 con Trump, retornando sólo de forma temporal bajo Biden en 2023 antes de esta nueva salida definitiva anunciada en 2025.
La decisión de Estados Unidos marca un nuevo episodio en su relación compleja con organismos internacionales, reflejando la persistencia de tensiones políticas y culturales que influyen en su diplomacia. Esta acción tiene implicaciones importantes para la UNESCO, que deberá ajustarse a la pérdida de apoyo de una de sus financiadoras más significativas y reevaluar sus estrategias para seguir avanzando en su misión global sin el respaldo pleno del gigante norteamericano. El futuro de la cooperación internacional en educación, ciencia y cultura enfrenta ahora un desafío importante con este retroceso estadounidense.
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