Kimberly Cheatle, directora del Servicio Secreto de Estados Unidos, presentó su renuncia el martes en medio de una intensa presión política tras el intento de asesinato del expresidente Donald Trump ocurrido el 13 de julio en Pennsylvania.
La dimisión se produce después de que Cheatle admitiera fallos de seguridad durante una audiencia en el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes el lunes. Tanto republicanos como demócratas expresaron su descontento con las respuestas vagas de Cheatle sobre los eventos que llevaron al ataque contra Trump.
En su carta de renuncia, Cheatle escribió: «Como su Directora, asumo toda la responsabilidad por la falla de seguridad». El incidente marca el primer ataque contra un líder estadounidense bajo la vigilancia de la agencia en más de 40 años.
Inicialmente, Cheatle había expresado su intención de permanecer en el cargo y cooperar con las investigaciones. Sin embargo, la presión política aumentó rápidamente, con figuras prominentes como el senador Ted Cruz y el líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell, exigiendo su renuncia.
Cheatle, quien había sido nombrada directora en septiembre de 2022, contaba con más de 25 años de experiencia en el Servicio Secreto y había recibido elogios del presidente Biden por su liderazgo excepcional. No obstante, el incidente del 13 de julio ha puesto de manifiesto preocupaciones sobre la implementación de recomendaciones de seguridad propuestas por paneles anteriores.
La renuncia de Cheatle marca el fin de su breve pero controvertido mandato y plantea interrogantes sobre el futuro liderazgo y las reformas necesarias en el Servicio Secreto para garantizar la seguridad de los líderes políticos estadounidenses.
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