A pocos días de las elecciones presidenciales en Venezuela, programadas para el 28 de julio, el Tribunal Superior Electoral (TSE) de Brasil ha anunciado la cancelación del envío de observadores electorales al país caribeño. Esta decisión surge como respuesta a las declaraciones del presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien cuestionó la fiabilidad del sistema electoral brasileño durante un mitin de campaña.
Maduro afirmó, sin presentar pruebas, que «en Brasil ni una sola cédula es verificada», contrastándolo con el sistema venezolano que, según él, realiza una «verificación en tiempo real del 54% de las urnas». Estas declaraciones provocaron una rápida y contundente respuesta del TSE brasileño, que en un comunicado oficial calificó las afirmaciones de Maduro como «falsas» y reafirmó que las urnas electrónicas brasileñas «son auditables y seguras».
La decisión de Brasil no es un caso aislado. El expresidente argentino Alberto Fernández también anunció que no participará como observador electoral, alegando que el gobierno venezolano le pidió que se mantuviera alejado debido a preocupaciones sobre su imparcialidad. Fernández había sido invitado por el Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE).
Por su parte, Colombia, a través de su Ministerio de Relaciones Exteriores, confirmó que el canciller Luis Gilberto Murillo tampoco viajará a Venezuela como observador electoral. Esta decisión se suma a la ya anunciada hace un mes, cuando Colombia indicó que no enviaría funcionarios en calidad de observadores debido a limitaciones de tiempo para estructurar una observación con las características técnicas requeridas.
A pesar de estas ausencias notables, el gobierno venezolano asegura que más de 600 invitados internacionales acompañarán el proceso electoral. Entre los observadores confirmados se encuentran representantes de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que enviará a cuatro expertos para proporcionar un informe independiente sobre el desarrollo de las elecciones, y el Centro Carter. Estas elecciones, en las que Maduro busca su tercera reelección, se desarrollan en un contexto de tensiones políticas y cuestionamientos internacionales sobre la transparencia del proceso electoral venezolano.
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