El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, volvió a ser el centro de atención por razones equivocadas durante la reciente cumbre de la OTAN en Washington. En un momento crucial, Biden cometió dos graves errores que han reavivado las preocupaciones sobre su capacidad cognitiva y su aptitud para liderar el país.
El primer incidente ocurrió durante la presentación del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Biden, en un sorprendente desliz, se refirió a él como «presidente Putin«, generando incredulidad y risas incómodas entre los asistentes. Aunque intentó corregir rápidamente su error, el daño ya estaba hecho, eclipsando los acuerdos alcanzados en la cumbre.
Poco después, durante una rueda de prensa, Biden volvió a tropezar verbalmente al referirse a su vicepresidenta, Kamala Harris, como «vicepresidente Trump«. Este segundo lapsus ocurrió mientras respondía a una pregunta sobre la capacidad de Harris para asumir la presidencia si fuera necesario, lo que añadió más leña al fuego de las dudas sobre su agudeza mental.
Estos incidentes se producen en un momento delicado para Biden, quien enfrenta crecientes cuestionamientos sobre su capacidad para gobernar durante otro mandato. Con 81 años, Biden es el presidente de mayor edad en la historia de Estados Unidos, y estos errores han intensificado el debate sobre si debería dar paso a otro candidato para enfrentar a Donald Trump en las elecciones de noviembre.
A pesar de las críticas, Biden ha dejado claro que no planea retirarse de la campaña presidencial. Sin embargo, estos recientes deslices podrían tener un impacto significativo en la percepción pública y en sus posibilidades de reelección, especialmente considerando la importancia de la imagen y la coherencia en la política internacional.
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