Una multitudinaria marcha en defensa de la universidad pública se llevó a cabo este miércoles en Argentina, con epicentro en Buenos Aires y réplicas en más de 50 ciudades del país. Miles de estudiantes, docentes, trabajadores no docentes, organizaciones políticas, sociales y sindicales se movilizaron para alzar su voz contra el ajuste presupuestario impulsado por el gobierno de Javier Milei y en rechazo al inminente veto presidencial a la ley de financiamiento universitario. La convocatoria, que se desarrolló de manera pacífica y colorida, demostró una vez más el valor que la sociedad argentina le otorga a la educación pública gratuita y de calidad.
La marcha, que tuvo como punto de concentración principal las inmediaciones del Congreso Nacional, se caracterizó por la presencia de banderas, carteles y canciones que pusieron de manifiesto el descontento de la comunidad educativa frente a las políticas del gobierno actual. «La universidad pública significa mi vida entera, pero más allá de lo que representa para mí, para todo un país significa el ascenso social», expresó Valentín, estudiante de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, reflejando el sentir de muchos de los manifestantes.
El reclamo central de la movilización se centró en la defensa del presupuesto universitario y el rechazo al posible veto de la ley de financiamiento, aprobada recientemente por el Congreso. Los manifestantes denunciaron que el desfinanciamiento de las universidades públicas pone en riesgo la calidad educativa y el acceso a la educación superior para amplios sectores de la población. «Para tener universidad pública de calidad tiene que haber presupuesto», fue una de las consignas más repetidas durante la jornada.
La magnitud de la pérdida del poder adquisitivo de los docentes universitarios fue otro de los temas destacados durante la protesta. Julián Zícari, doctor en Ciencias Sociales y docente universitario, señaló que «el ajuste es terrible» y advirtió sobre la gravedad de la situación salarial en el sector. Por su parte, los trabajadores no docentes también hicieron oír su voz, denunciando la precarización de sus condiciones laborales y la pérdida de poder adquisitivo frente a la inflación.
La masiva convocatoria logró superar las expectativas de los organizadores y desafió los intentos del gobierno por deslegitimar la protesta. A pesar de las vallas colocadas por el Ministerio de Seguridad y las declaraciones de funcionarios oficiales que buscaron minimizar la importancia de la marcha, la participación ciudadana fue contundente y dejó en claro que la defensa de la educación pública es una causa que trasciende las fronteras partidarias y generacionales en Argentina. La jornada concluyó con un llamado a mantener la unidad y continuar la lucha por una educación pública, gratuita y de calidad para todos los argentinos.
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