El Día de los Inocentes, celebrado el 28 de diciembre, tiene sus raíces en un evento trágico relatado en las escrituras bíblicas. Según el Evangelio de Mateo, el rey Herodes I ordenó la matanza de todos los niños menores de dos años en Belén, Judea, en un intento de eliminar al niño Jesús. La Iglesia Católica conmemora este suceso el 28 de diciembre, aunque históricamente habría ocurrido después del 6 de enero.
El nombre «Santos Inocentes» proviene de la creencia de que los niños asesinados eran inocentes, al ser demasiado jóvenes para haber cometido algún pecado. Con el tiempo, la forma de conmemorar este día cambió. Originalmente, los monaguillos comenzaron a realizar bromas durante este día, una tradición que luego se extendió a las familias.
En la actualidad, el Día de los Inocentes se ha transformado en una ocasión para realizar bromas y travesuras. Los medios de comunicación juegan un papel crucial en la creación de estas bromas, con el objetivo de engañar al público con «inocentadas». Además, la era de las redes sociales ha facilitado la difusión de bromas a una escala mucho mayor.
El origen de las bromas en la prensa se remonta al siglo XIX. Un ejemplo notable es el del periodista Mariano de Cavia, quien en 1891 publicó un artículo falso sobre un incendio en el Museo del Prado para llamar la atención sobre su estado. Aunque no se trataba de una broma del Día de los Inocentes, inspiró a otros periodistas a seguir su ejemplo. El periódico «ABC» publicó su primera inocentada el 28 de diciembre de 1905, anunciando falsamente la destrucción de un viaducto en Madrid, lo que causó gran alarma entre los lectores.
Curiosamente, la tradición de hacer bromas en un día específico no es exclusiva de los países hispanohablantes. En otros lugares del mundo, como Italia, Canadá, Brasil, Portugal, Austria, Suiza, Alemania, Australia, Estados Unidos y el Reino Unido, se celebra un día similar el 1 de abril, conocido con diferentes nombres como «Pesce d’aprile«, «Poisson d’avril«, «Día de la Mentira» y «April Fool’s Day«.
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