ABC retira del aire Jimmy Kimmel Live! por controversia sobre Charlie Kirk

La cadena de televisión ABC ha tomado la drástica decisión de retirar de forma indefinida el popular programa nocturno «Jimmy Kimmel Live!». Esta suspensión se produce en medio de una intensa controversia generada por los comentarios del presentador Jimmy Kimmel respecto al asesinato del activista conservador Charlie Kirk. La medida, efectiva desde el 17 de septiembre de 2025, ha desatado un debate nacional sobre la libertad de expresión, la responsabilidad mediática y la polarización política en Estados Unidos, marcando un punto significativo en la relación entre el entretenimiento y el escrutinio público.

El epicentro de la polémica se gestó tras las emisiones del lunes y martes de esta semana, donde Jimmy Kimmel se refirió críticamente a las reacciones que surgieron a raíz del trágico fallecimiento de Kirk. Durante su monólogo, Kimmel manifestó que la “banda MAGA” estaba intentando desesperadamente caracterizar a Tyler Robinson, el presunto asesino de Charlie Kirk, como algo distinto a ellos, buscando obtener rédito político de la situación. Estas declaraciones, que vinculaban al sospechoso con el movimiento político de derecha, fueron rápidamente catalogadas como incendiarias y ofensivas por diversos sectores conservadores y por los propietarios de algunas de las filiales de la cadena.

El asesinato de Charlie Kirk ocurrió el pasado 10 de septiembre durante un evento en el campus de la Universidad del Valle de Utah, donde fue abatido a tiros. Tyler Robinson, de 22 años, fue arrestado el viernes como el presunto autor del crimen. Kirk era una figura prominente en el activismo político conservador, y su muerte conmocionó a sus seguidores. Los comentarios de Kimmel, al sugerir una asociación política del presunto asesino, provocaron una ola de indignación que escaló rápidamente a los niveles más altos de la radiodifusión y la política estadounidense, poniendo en jaque el futuro del presentador y su programa.

La presión sobre ABC no se hizo esperar. Nexstar Media, uno de los mayores propietarios de canales de televisión en EE. UU. y dueña de más de 30 filiales de ABC, anunció el miércoles que suspendería la emisión de «Jimmy Kimmel Live!» “en el futuro previsible”, manifestando una “fuerte oposición a los recientes comentarios del Sr. Kimmel sobre el asesinato de Charlie Kirk”. Esta postura de Nexstar, que actualmente busca la aprobación regulatoria para la adquisición de TEGNA, la empresa matriz de la emisora, ejerció una considerable influencia. A esta decisión se sumó Sinclair, otra importante compañía de radiodifusión, que también retiró el programa y exigió una disculpa pública por parte de Kimmel, además de una donación significativa a la viuda de Kirk.

La controversia atrajo incluso la atención de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). Su presidente, Brendan Carr, designado por Donald Trump, calificó los comentarios de Kimmel como “la conducta más repugnante posible” durante una entrevista con el podcaster de derecha Benny Johnson. Carr sugirió que la FCC podría considerar retirarle la licencia de transmisión a ABC, declarando: “Podemos hacerlo por las buenas o por las malas. Estas empresas pueden encontrar maneras de cambiar la conducta y tomar medidas contra Kimmel, o la FCC tendrá que hacer frente a más trabajo”. Esta amenaza reguladora subraya la seriedad con la que se tomaron las palabras del presentador en el clima político actual.

Las repercusiones políticas fueron inmediatas. El expresidente Donald Trump celebró públicamente la decisión de ABC a través de su red social Truth Social, calificándola como “buenas noticias para Estados Unidos” y un acto de “valor” por parte de la cadena. Trump arremetió contra Kimmel, describiéndolo como “sin talento” y con peores audiencias que otros presentadores, extendiendo sus críticas a otros anfitriones nocturnos como Jimmy Fallon y Seth Meyers. Esta reacción del expresidente enfatiza cómo incidentes de este tipo se insertan directamente en la narrativa de la “cultura de la cancelación” y la batalla por el control del discurso público. La situación de Jimmy Kimmel se erige como un claro ejemplo de la compleja encrucijada entre el humor, la política y la regulación mediática en una sociedad cada vez más dividida y vigilante ante las declaraciones públicas de figuras influyentes.

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