El segundo debate entre los candidatos a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México se convirtió en un auténtico ring de acusaciones y ataques personales, dejando poco espacio para propuestas concretas. Clara Brugada y Santiago Taboada protagonizaron un intenso intercambio de golpes verbales, mientras que Salomón Chertorivski intentó mantenerse al margen y presentar algunas iniciativas.
Brugada acusó a Taboada de buscar privatizar el agua y de estar vinculado al llamado «cártel inmobiliario», un presunto grupo delictivo responsable de la escasez hídrica en la capital. Por su parte, Taboada exhibió frascos con agua turbia de alcaldías gobernadas por Morena y acusó a Brugada de tener vínculos con el empresario René Bejarano, conocido como «el señor de las ligas».
En medio de los constantes ataques, Chertorivski se enfocó en presentar propuestas sobre el abastecimiento de agua y el combate a la corrupción, presumiendo su trayectoria libre de escándalos. Sin embargo, sus planteamientos quedaron opacados por el cruce de acusaciones entre Brugada y Taboada.
Los candidatos recurrieron a gráficos, fotos y pendones para respaldar sus señalamientos, convirtiendo el debate en un espectáculo de descalificaciones más que en un intercambio de ideas. Mientras tanto, temas cruciales como la contaminación de pozos y el desvío de recursos públicos quedaron sin resolverse.
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