Six Flags México anunció este martes que no derribará ningún árbol para la construcción de su nueva montaña rusa. La decisión llega después de una controversia que se desató cuando se reveló el plan original del parque de diversiones de talar más de 150 árboles en el Bosque de Tlalpan para instalar la atracción.
La polémica se inició el pasado 8 de julio, cuando Six Flags presentó un proyecto para reemplazar la atracción de Aquaman por una montaña rusa Tipo A, lo que implicaba la tala de aproximadamente 150 árboles. Esta propuesta fue rechazada categóricamente por la alcaldía de Tlalpan, que argumentó que no había sido consultada previamente y que el plan no consideraba adecuadamente el impacto ambiental en la zona.
La Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) y la alcaldía de Tlalpan se mantuvieron firmes en su postura contra la tala, negando la autorización necesaria para el proyecto. Ambas entidades enfatizaron la importancia de preservar el ecosistema urbano de la Ciudad de México y criticaron que se priorizara el interés económico sobre el bienestar comunitario y el patrimonio ambiental.
Ante la presión de las autoridades y la opinión pública, Six Flags México decidió reubicar el proyecto al interior de sus instalaciones existentes. En un comunicado, el parque de diversiones afirmó su compromiso con el medio ambiente y aseguró que la nueva atracción se construirá sin afectar la flora del área.
Esta decisión ha sido bien recibida por las autoridades y los defensores del medio ambiente. La alcaldía de Tlalpan, que ha sido reconocida como «Ciudad Árbol» por tres años consecutivos, ve esta rectificación como una victoria para la conservación del bosque urbano. El caso subraya la creciente importancia de la sostenibilidad en el desarrollo urbano y el poder de la presión ciudadana en la toma de decisiones corporativas que afectan al medio ambiente.
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