Un reciente estudio del Instituto de Ingeniería de la UNAM ha identificado una falla geológica, denominada provisionalmente como «Falla de Plateros-Mixcoac», como el origen de los microsismos registrados en la zona de Mixcoac, Ciudad de México.
Esta investigación reveló que dicha falla ha estado activa desde al menos 1950, contribuyendo a enjambres sísmicos de magnitudes entre 1.1 y 3.2 en la escala Richter. Los microsismos también pueden estar influenciados por factores como la acumulación de tensión, el hundimiento del Valle de México y la recarga de acuíferos.
La confirmación de la existencia de esta falla fue posible gracias a la tecnología DInSaR, que permite mapear desplazamientos y hundimientos del suelo.
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