La Ciudad de México experimentó un fenómeno sísmico inusual el 12 de diciembre con la ocurrencia de 27 micro sismos, centrados principalmente en tres temblores ocurridos entre las 11:06 y 11:08 horas. Estos sismos, de magnitudes entre 2.4 y 3.0, tuvieron su epicentro cerca de la alcaldía Álvaro Obregón. A diferencia de los sismos típicos originados en estados como Michoacán, Guerrero o Oaxaca, que representan más del 80% de los terremotos en México, estos microsismos se originaron directamente bajo la capital. Por esta razón, la alerta sísmica no se activa automáticamente, dado que depende de sensores para detectar movimientos telúricos mayores a 5 grados y que provengan de la interacción entre las placas tectónicas.
El Jefe de Gobierno de CDMX, Martí Batres, informó que las alcaldías más afectadas fueron Miguel Hidalgo, Álvaro Obregón y Benito Juárez. Según el Servicio Sismológico Nacional (SSN), la causa de estos eventos estaría vinculada con fallas geológicas bajo la superficie de la ciudad, producto de la interacción entre el suelo lacustre y volcánico de la región.
La historia sísmica de la Ciudad de México refleja la ocurrencia de microsismos desde al menos 1928, con el SSN registrando estos eventos desde hace más de un siglo. A pesar de ser de baja magnitud, su percepción puede ser intensa cerca del epicentro.
En 2017, el Centro de Geociencias de la UNAM publicó un mapa detallando las fallas geológicas bajo la ciudad, revelando que estas fallas abarcan la mayoría de las alcaldías, con una concentración mayor en Benito Juárez y Cuauhtémoc. Esta configuración geológica, junto con el suelo blando resultante del antiguo lago sobre el que se construyó la ciudad, hace que CDMX sea particularmente susceptible a amplificar las sacudidas sísmicas.
Aunque los microsismos representan un menor riesgo en comparación con los sismos de mayor magnitud, pueden causar daños menores en construcciones cercanas al epicentro. Estos eventos están contemplados en el Reglamento de Construcción vigente de la ciudad, enfatizando la importancia del cumplimiento de estas normativas para la preparación y mitigación de riesgos sísmicos.
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