CDMX vive su lluvia más intensa desde 2017: 10 mil millones de litros

La Ciudad de México enfrentó este lunes 2 de junio de 2025 la lluvia más intensa registrada en los últimos ocho años. En menos de seis horas, la capital soportó la caída de 10 mil 200 millones de litros de agua, volumen que supera la capacidad de almacenamiento de la presa Madín, ubicada en el Estado de México. Este fenómeno, calificado como “atípico” por las autoridades, puso a prueba la infraestructura urbana y los sistemas de emergencia de la metrópoli, dejando en evidencia los retos que enfrenta la ciudad ante el cambio climático y la urbanización acelerada.

¿Qué sucedió durante la tormenta histórica en CDMX?

La tarde y noche del lunes, una intensa precipitación sorprendió a los habitantes de la capital. En solo unas horas, cayeron 70 milímetros de lluvia en zonas como Benito Juárez, el mayor acumulado del país en esa jornada. La magnitud fue tal que en la alcaldía Benito Juárez se precipitaron más de 1,610 millones de litros de agua, equivalentes a llenar más de 644 albercas olímpicas.

El fenómeno no solo fue extraordinario por su volumen, sino también por su impacto: colapsó vialidades, paralizó el transporte público, y dejó una estela de caos urbano. El Viaducto Miguel Alemán y la Calzada Ignacio Zaragoza fueron algunos de los puntos más críticos, donde el agua saturó la red de drenaje y obligó a la intervención de equipos de emergencia para auxiliar a automovilistas atrapados.

Ante la magnitud del evento, el Gobierno de la Ciudad de México activó el Operativo Tlaloque y desplegó una fuerza operativa de más de 150 técnicos y 50 vehículos especializados. Entre los equipos utilizados se encontraban camiones hidroneumáticos (vactors), equipos Hércules, vehículos de bombeo de emergencia, grúas y pipas de agua tratada.

En menos de 12 horas se resolvieron 147 reportes de emergencia por encharcamientos, incluyendo ocho inundaciones que superaron los 50 centímetros de altura. Las alcaldías más afectadas fueron Iztapalapa, Cuajimalpa, Iztacalco, Venustiano Carranza y Tláhuac. El 84% de los reportes fue atendido durante las primeras horas del martes, mientras que el resto continuó en proceso de solución.

Impacto en el transporte y vialidades clave

La Línea A del Metro fue suspendida debido a la entrada de agua al cajón de vía, y también se reportaron afectaciones en las líneas 1 y 3 del Cablebús, que tuvieron que desembarcar pasajeros por tormentas eléctricas. Las vialidades primarias como Viaducto, Circuito Interior y Calzada Ignacio Zaragoza estuvieron entre las más afectadas, con decenas de vehículos cubiertos por el agua y la necesidad de rescate por parte de los equipos de emergencia.

¿Por qué fue tan relevante esta lluvia?

Desde 2017 no se registraba una precipitación de tal intensidad en la CDMX. En aquella ocasión, se reportaron 200 encharcamientos; este año, gracias a trabajos preventivos como el megadesazolve en 270 kilómetros de vías rápidas y ejes viales, la cifra se redujo significativamente. El promedio diario de lluvia en junio es de 4.2 mm, pero en esta jornada se registraron hasta 70 mm en algunas zonas, es decir, llovió en unas horas lo que normalmente cae en más de 16 días.

Las autoridades destacaron que, a pesar de la magnitud, no se reportaron afectaciones mayores en viviendas. Solo se registraron daños materiales en 13 vehículos y algunos temas de limpieza pendientes. El sistema de drenaje, aunque saturado, logró evitar mayores consecuencias gracias al trabajo coordinado de los equipos de emergencia y la activación de más de 10 plantas de bombeo que desalojaron hasta 45 mil 319 litros por segundo.

CDMX: una ciudad vulnerable ante lluvias extremas

Este evento evidenció la vulnerabilidad de la capital ante lluvias intensas. El crecimiento urbano, la falta de captación pluvial y un sistema de alcantarillado al límite aumentan el riesgo de inundaciones y caos vial. Las autoridades llamaron a la ciudadanía a evitar circular por zonas anegadas y a mantenerse informada ante la posibilidad de nuevas precipitaciones en la temporada.

La lluvia de 10 mil millones de litros en la CDMX no solo es un dato histórico, sino una llamada de atención sobre la necesidad de fortalecer la infraestructura urbana y la cultura de prevención. La ciudad demostró capacidad de respuesta, pero el reto persiste: adaptarse a los nuevos patrones climáticos y proteger a sus habitantes frente a fenómenos cada vez más extremos.

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