La temperatura sube, los calores llegaron antes y los motores de las campañas también encendieron sus motores en el extinto Twitter, resurgido “X”.

Para quien vive, respira y meme a través de las redes sociales, la semana número uno de la campaña presidencial en México estuvo intensa, pues en tan sólo 4 días las y el candidato dejaron ver las artimañas de las que se valerán durante los próximos meses.

Mientras Maynez y Sheinbaum seguían la ruta tradicional de trasladar su trabajo territorial al ámbito digital, hubo una candidata que decidió dar un paso más allá. Xóchitl Gálvez, abanderada de la coalición PRI, PAN, PRD, optó por una estrategia más osada: la supuesta utilización de bots para posicionar hashtags en contra del gobierno actual, de la candidata Claudia y de paso para posicionarse a ella misma.

Dicen los expertos que posicionar una tendencia es pan comido si tienes tus propios «xochibots»: basta con coordinarlos, darles el hashtag adecuado, pagarles una buena suma y ¡voitelas!, tienes una tendencia en cuestión de minutos. Sin embargo, olvidaron mencionarle a Xóchitl la importancia de la ortografía y los detalles, pues su intento por desacreditar al presidente actual se vino abajo por un error garrafal: el hashtag mal escrito que utilizó para posicionarse como la favorita del pueblo digital.

Después de que su ejército posicionara por semanas consecutivas el hashtag #NarcoPresidenteAMLO que indiscutiblemente generó una percepción negativa hacía el actual mandatario, tuvo el grave error de no revisar el hashtag que después querría posicionar y es que ese error dejó al descubierto lo que ya sabíamos, “BOTS INVOLUCRADOS EN LA CONTIENDA” pues los “xochibots” ahora posicionaron el hashtag #XochitGalvezlPresidente2004, torpe error ¿no?

Esta anécdota nos recuerda que los malos hábitos electorales no se limitan al terreno físico; ahora, también se trasladan al mundo digital. En un escenario donde la información es oro y la manipulación es moneda corriente, es crucial ser escéptico y crítico ante lo que vemos en línea. ¿Quién está detrás de esa publicación? ¿Con qué fin se difunde? Las redes sociales, esa doble espada que expone y engaña a partes iguales, nos recuerdan que en la era digital, la verdad es más esquiva que nunca.