LAMARR – Pluma invitada

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omo en cualquier temporada de patos, no hay que desperdiciar la oportunidad de zambullirse en la ociosidad y esta vez toca el turno de la aspirante por la coalición Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez Ruíz, quien comienza su novedoso y original proyecto “Las mañaneras de verdad”.

Con la intención de ganar terreno en los medios de comunicación, Gálvez Ruíz ha decidido sumergirse en la marea de las conferencias diarias, desafiando la cotidianidad de las «mañaneras» presidenciales. Que juzguen los que saben y nos digan si esto le funcionará, mientras nosotros nos preguntamos si realmente estamos ante una propuesta fresca o simplemente un refrito más en el bufé de la política nacional.

Todo esto claro aprovechando la cuna digital para llegarle a esta generación que vive, respira y meme a través de “las benditas redes sociales” dichas conferencias se realizarán de lunes a viernes a las 10 am, porque… antes de esa hora el presidente aún no marca agenda y pues no habría de qué hablar básicamente.

Ciertamente comprobamos que en este 2024 la competencia no sólo está a ras de suelo sino también a ras de cielo con la nube digital. Sin embargo, la triste realidad es que las propuestas siguen escaseando. En lugar de entusiasmar y entretener mientras devoramos unos buenos maíces explotados, nos encontramos con más de lo mismo: más mañaneras.

Es importante recordar que este intento por destacar en el panorama político ya fue explorado por otra integrante del PAN, Kenia López Rabadán quien desde el Senado se dedicó en cuerpo y alma a dar sus “Contramañaneras” con un promedio de 15 a 20 personas mirándola en vivo, lives sin pena ni gloria, alguien debería recordarles que de los errores se debe aprender para no volverlos a cometer.

En un momento en el que la política necesita ideas frescas y genuinas, ¿realmente necesitamos más mañaneras? Ojalá que detrás de esta iniciativa haya algo más que una estrategia de imagen y que, en lugar de ensuciar el timeline de nuestras cuentas, podamos encontrar un verdadero debate de ideas que enriquezca el panorama político del país. En caso contrario, seguiremos preguntándonos si este es el tipo de «verdad» que queremos escuchar en las mañanas.