El gobierno de México confirmó el fallecimiento de 13 personas y más de un centenar de lesionados tras el descarrilamiento de una locomotora del tren interoceánico en la ruta Salina Cruz–Coatzacoalcos, a la altura del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca. En el convoy viajaban 250 pasajeros; nueve fueron atendidos en el sitio, 109 recibieron atención hospitalaria y 44 permanecen internados, mientras que entre las víctimas mortales se encuentra una menor de edad. Las autoridades federales subrayaron que ninguna persona quedó sin atención médica y que los procedimientos quirúrgicos necesarios ya se encuentran programados.
De acuerdo con el informe presentado en la conferencia matutina, el accidente ocurrió alrededor de las 09:28 horas, cuando una de las locomotoras se salió de las vías, provocando que cuatro vagones se descarrilaran. Uno de los vagones se deslizó por un talud de 6.5 metros, otro quedó parcialmente suspendido y los dos restantes registraron daños menores. Desde los primeros minutos se activaron los protocolos de emergencia y se montó un operativo de rescate y evacuación de pasajeros en la zona del siniestro.
En las labores de atención participaron 360 elementos de la Secretaría de Marina, así como personal de Protección Civil, Cruz Roja, Ejército y bomberos locales, además de equipos médicos del IMSS, IMSS–Bienestar e Issste. El despliegue incluyó 20 vehículos, siete ambulancias terrestres y unidades aéreas para el traslado de heridos a distintos hospitales de Oaxaca. El gobierno informó que se garantizó hospedaje y alimentación a los familiares que permanecen acompañando a las personas lesionadas, como parte del esquema de apoyo integral a las víctimas.
La Fiscalía General de la República y la Fiscalía de Oaxaca asumieron la investigación del caso y colocaron bajo cadena de custodia todo el material relacionado con el tren, incluido el registrador electrónico conocido como Pulse, una especie de “caja negra ferroviaria”. Este dispositivo registra en tiempo real datos como la velocidad, el uso de frenos, la posición del acelerador, la dirección del tren y señales críticas de operación, información que será clave para determinar si el siniestro obedeció a fallas humanas, técnicas o estructurales. Paralelamente, la Agencia Reguladora de Transporte Ferroviario realizará una revisión en coordinación con la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes.
Las autoridades recordaron que, previo a la salida del tren, una camioneta exploradora (High Rail) recorrió el tramo para verificar las condiciones de la vía y reportó que no existían fallas operativas visibles. En este contexto, el gobierno llamó a esperar los dictámenes técnicos antes de emitir conclusiones definitivas sobre las causas del accidente. Por instrucción de la presidenta Claudia Sheinbaum, cada familia de personas fallecidas y lesionadas contará con acompañamiento de servidores públicos para trámites y gestiones, y se habilitó la línea 55 2230 2106 para reportes, localización de familiares y acceso a información oficial. La mandataria estableció tres prioridades: primero, la atención a las víctimas; segundo, esclarecer qué ocurrió; y tercero, garantizar la seguridad del tren interoceánico, comprometiéndose a mantener informado al país sobre los avances de los peritajes y las medidas de seguridad adicionales.



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