Inflación en Estados Unidos cae a 2.7%, su nivel más bajo desde 2021

La inflación en Estados Unidos se moderó en noviembre a 2.7% anual, su nivel más bajo desde 2021, lo que refuerza la percepción de un enfriamiento gradual de las presiones de precios tras el ciclo inflacionario más intenso en cuatro décadas. El dato, dado a conocer por el Departamento de Trabajo, se ubicó ligeramente por debajo de lo previsto por el mercado y alimentó expectativas de que la Reserva Federal (Fed) esté más cerca de iniciar recortes de su tasa de referencia en 2026.

De acuerdo con los reportes, la inflación general pasó de 2.9% en octubre a 2.7% en noviembre, impulsada principalmente por una caída en los precios de energía y combustibles, así como por una desaceleración en el rubro de alimentos. La inflación subyacente, que excluye energía y alimentos frescos y es clave para la Fed, también mostró una moderación, aunque se mantiene por encima del objetivo de 2%, señal de que el ajuste monetario aún no termina de traducirse en una plena normalización de los precios.

El comportamiento inflacionario se da en medio de una desaceleración controlada de la economía estadounidense, donde el crecimiento del consumo se ha moderado, pero sin caer en recesión técnica. Analistas citados por medios financieros señalan que el avance de 2.7% anual indica que el proceso desinflacionario sigue en marcha, aunque advierten que los servicios —especialmente los vinculados a vivienda y salud— continúan mostrando incrementos por encima del promedio general.

La publicación del dato generó una reacción inmediata en los mercados: en Wall Street, los principales índices bursátiles registraron ganancias, con un repunte notable en las acciones tecnológicas, que suelen beneficiarse de la perspectiva de tasas de interés más bajas en el futuro. Al mismo tiempo, el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense registró ligeros descensos en la parte larga de la curva, reflejando una mayor apuesta de los inversionistas a un escenario de inflación controlada y eventual relajación monetaria.

En el plano político, la moderación inflacionaria llega en un momento delicado para el presidente Donald Trump, quien enfrenta críticas por el desempeño económico y el costo de vida, particularmente entre los hogares de menores ingresos. Aunque el dato de 2.7% permite al gobierno argumentar que la inflación ya no es el principal problema macroeconómico, persisten quejas ciudadanas por precios todavía elevados en rubros como rentas, alimentos procesados y servicios médicos, que se han encarecido de manera acumulada en los últimos años.

Economistas consultados coinciden en que, si bien el nivel de 2.7% representa un avance significativo respecto a los picos de 2022, la Fed difícilmente se declarará satisfecha hasta ver una inflación más cercana al 2% de manera sostenida, especialmente en la medición subyacente. Para los próximos meses, el foco estará en la evolución del mercado laboral, los salarios y la política fiscal, factores que podrían definir si el descenso de la inflación se consolida o si surgen nuevos brotes de presión sobre los precios.

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