El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sorprendió nuevamente a la comunidad internacional al declarar al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela como una “organización terrorista extranjera”. El mandatario anunció además un bloqueo total a todos los petroleros autorizados que entran y salen del país sudamericano, bajo el argumento de que el régimen venezolano “ha robado petróleo, tierras y otros activos” estadounidenses. En redes sociales, Trump aseguró que Venezuela “está completamente rodeada por la armada más grande jamás reunida en Sudamérica” y advirtió que el cerco militar crecerá hasta que Caracas “devuelva” los recursos que, según él, fueron apropiados ilegalmente.
La administración estadounidense no ha precisado cómo impondrá dicho bloqueo ni si recurrirá a la Guardia Costera para retener embarcaciones, como ya ocurrió recientemente con la incautación de un buque que transportaba cerca de 2 millones de barriles de crudo venezolano. Asimismo, continúan las dudas acerca del alcance jurídico de la declaración y sobre las verdaderas intenciones detrás de la medida. Por su parte, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, informó que el Pentágono resguardará evidencia de recientes ataques navales en el Caribe, los cuales han dejado al menos 95 muertos bajo el argumento de combatir el narcotráfico.
En respaldo al mandatario, el secretario de Estado Marco Rubio calificó la operación como una “misión contra las drogas” y defendió su éxito, pese a no mostrar pruebas sobre sus resultados. Rubio insistió en que la acción busca “desmantelar la infraestructura” de grupos que, según Washington, operan en la región y amenazan la seguridad estadounidense. En paralelo, el Departamento del Tesoro anunció que la organización criminal colombiana Clan del Golfo también fue designada como “entidad terrorista extranjera”, marcando una nueva etapa de endurecimiento en la política de seguridad hemisférica de EE.UU.
El gobierno de Venezuela reaccionó con dureza, calificando la decisión como una “amenaza temeraria y grave” que evidencia la intención de Trump de apropiarse de los recursos naturales venezolanos. A través de un comunicado, la cancillería encabezada por Yván Gil denunció que el presidente estadounidense busca “robarse las riquezas” del país bajo el pretexto de operaciones antinarcóticos. El embajador venezolano ante la ONU, Samuel Moncada, interpondrá una denuncia ante el organismo internacional por violación de soberanía. Caracas reiteró que ejercerá su derecho de defensa “por encima de las amenazas guerreristas” y acusó a Washington de cometer una nueva expropiación a través del control de activos como Citgo Petroleum, cuya venta forzosa fue autorizada recientemente por un tribunal de Delaware.
Desde México, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo exhortó a evitar la intervención extranjera en Venezuela y llamó a la ONU a tomar un papel activo para frenar una escalada de violencia. En su conferencia matutina, Sheinbaum reiteró la histórica postura mexicana de “no intervención, autodeterminación de los pueblos y resolución pacífica de las controversias”, advirtiendo que el riesgo de invasión representa una amenaza a la estabilidad regional. La mandataria consideró posible establecer contacto con líderes como Gustavo Petro y Luiz Inácio Lula da Silva para promover una salida diplomática. “Debe prevalecer la paz y el diálogo, no la guerra ni la injerencia extranjera”, subrayó.



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