La NFL ha reafirmado su decisión de mantener a Bad Bunny como el artista principal para el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl LX, a celebrarse el 8 de febrero de 2026 en el Levi’s Stadium de Santa Clara, California. Esta postura se mantiene firme a pesar de las considerables protestas y críticas, incluyendo las expresadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y un sector conservador de la sociedad. La controversia subraya la constante tensión entre la expresión artística, los valores culturales y la política en eventos de gran magnitud.
El comisionado de la NFL, Roger Goodell, ha sido explícito en su defensa de la elección, destacando que el proceso de selección para el show de medio tiempo siempre genera debate. Goodell señaló que es “bastante difícil” elegir a un artista sin recibir críticas cuando “hace cientos de millones de personas están mirando”. Enfatizó que Bad Bunny es uno de los artistas más destacados y populares del mundo, y que la liga busca ofrecer “un espectáculo que refleje la diversidad y el alcance global de la NFL”. Esta decisión no solo busca impactar a nivel musical, sino también enviar un mensaje de inclusión y pluralidad en uno de los escenarios más vistos a nivel mundial.
Las críticas contra la participación del reguetonero puertorriqueño han sido vehementes. Donald Trump, en una entrevista con una cadena de televisión conservadora, calificó la decisión de “loca y ridícula”, llegando a asegurar que desconocía al artista. Asimismo, una campaña en Change.org ha logrado acumular más de 50 mil firmas exigiendo la cancelación de su presentación y proponiendo en su lugar al ícono del country George Strait. Los promotores de esta iniciativa, principalmente sectores conservadores y seguidores del movimiento MAGA, argumentan que el estilo artístico de Bad Bunny, incluyendo sus actos de drag, es “inapropiado” para un evento familiar y no representa los “valores familiares ni la cultura estadounidense”.
Sin embargo, la elección de Bad Bunny simboliza un momento trascendental para la comunidad latina. Será el primer hombre latino en encabezar en solitario el show de medio tiempo del Super Bowl, lo que representa una victoria significativa para la diversidad y la influencia de la música latina en la cultura pop global. Fanáticos y celebridades, incluyendo a figuras como Shakira y Jennifer López, han salido en defensa del artista, subrayando la relevancia global de su música y su capacidad para trascender barreras idiomáticas. Bad Bunny, cuyo nombre real es Benito Martínez Ocasio, ha respondido a las críticas afirmando que su presentación será “un espectáculo para todos” y una celebración de la universalidad de la música en español.
A pesar de las presiones políticas y las protestas mediáticas, la NFL ha mantenido su compromiso con la diversidad y la visión artística propuesta por Bad Bunny. La controversia incluso se intensificó con declaraciones de Corey Lewandowski, asesor de Trump, quien mencionó la posible presencia de agentes de ICE durante el evento, un comentario que resuena con la postura del artista de no realizar conciertos en Estados Unidos durante su gira anterior debido a las redadas. Este contexto añade una capa política y social aún más profunda a un evento ya de por sí cargado de simbolismo. La presencia de Bad Bunny en el Super Bowl es un reflejo de los cambios demográficos y culturales, y la NFL, al respaldarlo, se posiciona en un debate crucial sobre la representación y la identidad en la esfera pública.
La decisión final de la NFL no solo solidifica la presencia de uno de los artistas latinos más influyentes en el escenario deportivo más grande de Estados Unidos, sino que también establece un precedente sobre la autonomía artística frente a las presiones políticas. Este evento deportivo y cultural se perfila como un hito, no solo por el espectáculo musical, sino también por el potente mensaje que envía sobre la aceptación de la diversidad y la resistencia ante la controversia. La expectativa es que el show de medio tiempo sea un reflejo vibrante de la música y la cultura global, uniendo a millones de espectadores más allá de las fronteras.





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